En este artículo os explicaré una experiencia única que disfrutamos toda la familia durante nuestra escapada a Madeira con niños: un recorrido en todoterreno por el norte de la isla. Contraté un tour privado con la empresa local Adventurland y nos embarcamos en una jornada llena de sorpresas. Disfrutamos de la naturaleza y visitamos pueblos típicos recorriendo el norte de una isla maravillosa.
Salida desde Funchal
Nuestro viaje comenzó por la mañana, partiendo a las 10 de la mañana desde Funchal, la capital de Madeira. A medida que nos alejábamos de la ciudad, la vista de la costa se iba haciendo cada vez más espectacular. Nuestra ruta inicial nos llevó hacia el oeste, bordeando el mar y ofreciendo vistas de acantilados gigantescos que se precipitaban hacia el océano. Esta primera impresión ya auguraba un día lleno de descubrimientos y momentos instagram.
Descubriendo Ribeira Brava: encanto y tradición en Madeira
Nuestra primera parada fue en Ribeira Brava, una pequeña pero encantadora localidad situada a unos 15 kilómetros al oeste de Funchal. El nombre de Ribeira Brava, que literalmente significa «ribera salvaje», proviene de su río rápido y tumultuoso, que ha sido central en la historia y el desarrollo del pueblo. Visitamos durante las festividades locales, lo que nos permitió ver la plaza principal decorada con cintas coloridas y experimentar un poco de la cultura local. La iglesia de São Bento, un edificio blanco imponente, dominaba la plaza, siendo un punto de encuentro popular tanto para locales como para visitantes.
En Ribeira Brava, también tuvimos tiempo de explorar sus calles adoquinadas, llenas de tiendas de recuerdos.
Para aquellos interesados en un refrescante chapuzón, la zona ofrece una piscina pública y acceso a una pequeña playa de guijarros, ideal para disfrutar del sol de Madeira.
Aventura montañosa y encuentro con la naturaleza
Después de Ribeira Brava, nuestra aventura de Madeira en todoterreno nos llevó a través de una ruta montañosa. El camino nos introdujo en el corazón de la impresionante topografía de Madeira, con su vegetación exuberante y sus montañas escarpadas.
A lo largo de este tramo, tuvimos la oportunidad de caminar por una de las famosas levadas de Madeira. Estos canales de riego son una parte esencial del sistema agrícola de la isla y ofrecen rutas de senderismo que atraviesan algunos de los paisajes más bellos de Madeira. La verdad es que nos llevaron a una con poco encanto comparado con todo lo que veríamos el resto de esa semana.
El clima en la isla puede ser muy variable, y durante nuestro recorrido, experimentamos todo, desde niebla espesa hasta sol brillante. Esta diversidad climática es típica de Madeira y añade un elemento de misterio y aventura a cualquier excursión.
Descubriendo la Vereda do Fanal: un tesoro de laurisilva en el corazón de Madeira
Uno de los momentos más inolvidables de nuestro tour fue sin duda la visita a la Vereda do Fanal, un lugar mágico conocido por su ancestral bosque de laurisilva, parte de un ecosistema declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Sobre la ruta PR13 de Madeira
El sendero PR13 es una de las rutas de senderismo más encantadoras y ricas en historia de Madeira, que ofrece una experiencia única para los amantes de la naturaleza y la aventura. Este sendero comienza cerca de la E.R. 209 en la meseta de Paul da Serra y termina cerca de la Estación Forestal en Fanal, conectándose con otros senderos que permiten el acceso a la parroquia de Ribeira da Janela a través de los senderos PR14 Levada dos Cedros y PR15 Vereda da Ribeira da Janela.
Por tanto, justo podíamos decir que estábamos en una encrucijada de caminos o de PR’s
Pasear por este bosque es como adentrarse en un cuento de hadas; los árboles, retorcidos y cubiertos de musgo, emergen de la neblina como figuras de otra época, creando un ambiente etéreo y misterioso. Nosotros nos coincidió un dia soleado por lo que perdió un poco de misterio pero ganamos en condiciones ambientales. El PR13 se encuentra inmerso en un bosque de laurisilva, clasificado como Patrimonio Natural Mundial por la UNESCO desde diciembre de 1999. Este bosque también forma parte de la Red Natura 2000, una red europea de sitios de importancia comunitaria, que destaca por su biodiversidad y conservación ecológica.
Nuestra aventura comenzó justo al inicio (o al final según como se vea) del camino. No tuvimos que adentrarnos mucho para alcanzar un mirador natural que ofrecía unas vistas espectaculares. Dejamos el coche en el camino de entrada a la vereda y, ya a pie, nos encontramos con un impresionante bosque a nuestra izquierda.
Los árboles que encontramos allí eran sencillamente espectaculares. Avanzando recto, dejando una casa a la derecha, llegamos a unas escaleras de madera que ascendían colina arriba.
A medida que subíamos, el verde intenso de los helechos nos acompañaba, intensificando la sensación de estar explorando un lugar especial.
Al llegar a la cima, el paisaje cambió por completo y se abrió ante nosotros una de las vistas más impresionantes de la isla. Desde este prado alpino, teníamos una panorámica completa de la costa y los valles adyacentes. La exuberancia del lugar me recordaba a las selvas de Costa Rica, especialmente a la región de Monteverde, con su verdor y frescura alpinos.
Este rincón de Madeira no solo ofrece una conexión profunda con la naturaleza, sino que también proporciona una perspectiva única de la belleza y diversidad del paisaje de la isla. Para todos aquellos que buscan una experiencia de viaje auténtica buscando paisajes de ensueño,, la Vereda do Fanal es sin duda un destino que no puede faltar en su itinerario. Además, fue un descanso del viaje por Madeira en todoterreno y estirar las piernas.
Sin duda, este camino me gustaría hacerlo en el futuro. Sus 10 kilómetros prometen emociones intensas pero ese viaje nuestras caminatas largas estuvieron en lugares muy diferentes.
Ribeira da Janela y el mirador de Eira da Achada: joyas del norte de Madeira
Continuando hacia el norte, en el corazón del norte de Madeira, se encuentra Ribeira da Janela. Este pequeño y pintoresco pueblo es famoso por sus impresionantes vistas al mar y por el emblemático roque que emerge de las aguas, semejando una ventana natural que le da nombre al lugar. Ribeira da Janela es un refugio perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio turístico y sumergirse en un entorno más sereno y conectado con la naturaleza.
A pocos kilómetros del pueblo, el Mirador de Eira da Achada ofrece algunas de las vistas más espectaculares de la región. Situado en una alta plataforma, este mirador es el lugar ideal para apreciar la vastedad del océano Atlántico y la rugosa topografía de Madeira. Desde aquí, los visitantes pueden contemplar la panorámica de los valles profundamente tallados y las montañas cubiertas de verde que caracterizan el norte de la isla. La experiencia en Eira da Achada es verdaderamente inolvidable, especialmente al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos rojizos y dorados, creando un espectáculo visual impresionante.
Los islotes de Puerto Moniz: maravillas naturales
Nuestra última parada antes de regresar a Funchal fue cerca de Puerto Moniz, conocido por sus piscinas naturales formadas por rocas volcánicas.
Aquí, un camino tallado a través de un túnel de lava nos llevó a un mirador desde donde pudimos observar unos islotes impresionantes que emergen del mar. Estas formaciones rocosas son un testimonio del origen volcánico de Madeira y proporcionan un telón de fondo espectacular para fotos.
De aquí ya volvimos de nuevo a Funchal por lo que podemos decir que el día resultó muy aprovechado.
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