En nuestro viaje a Galicia, en el que estábamos alojados en Santiago de Compostela, hicimos varias excursiones. La idea de viajar a Galicia era la de conocer el mayor número de Galicias posible, ya que sin duda hay muchas. Y esto representa la grandeza de ese destino: no te lo acabas. Hace un par de años, con el deseo de llegar a Finisterre decidí, acertadamente, llegar bordeando la costa iniciando así un recorrido por la costa Gallega. Una vez más, la improvisación hizo que nos fuéramos encontrando muchas sorpresas que merecen ser compartidas en el blog. El recorrido es tan sencillo como no apartarse del mar y el resultado es una ruta por la costa gallega llena de sorpresas.
Voy a publicar una serie de post en el que iremos desgranando poco a poco el camino y en función del interés nos pararemos más tiempo o menos en los lugares de interés de este recorrido por la costa gallega. Al final, es como si fuéramos en el coche juntos y decidiremos donde parar. Es curioso lo que pueden dar de sí unos simples 56 kilómetros como muestra en la fotografía anterior. En este primer post os muestro las primeras tres paradas del mini recorrido costero.
Muros
Iniciamos nuestro recorrido en un lugar que en el mapa indicaba Muros. Viajar a Galicia es viajar a un lugar donde el mar juega un papel fundamental, y en el Atlántico hemos de hablar de las mareas. Como soy más del Mediterráneo sorprende como el mar, de vez en cuando, nos deja ver postales que recordaba de otras latitudes como Escocia. Y es que cuando baja la marea aparece el colorido…
En Muros, también pudimos ver la Galicia pesquera.
Punta da Roxa
Al salir de Muros, ciertamente estuvimos poco rato en el coche. Al viajar a Galicia has de asumir que tu conducción se verá interrumpida regularmente al volver de cada curva. Y el motivo no es otro que los paisajes que descubres. Antes de llegar a Louro paramos para hacer alguna foto de la punta da Roxa.
Parque natural de Louro
Y muy cerca de nuestra ultima parada encontramos el siguiente cartel (siguiendo por la misma carretera)
Y al ver una cámara decidimos parar a ver que nos deparaba este lugar. Aparcamos el coche y comenzamos a andar por un camino.
Supongo que era la primavera, el camino estaba absolutamente impregnado de colorido y vegetación.
De pronto, a lo lejos comenzó a aparecer una increíble vista.
Se apreciaba el lago junto a las dunas a lo lejos. Sin duda, un lugar para sentarse y mirar.
Poco a poco nos fuimos acercando…
Divisamos las dunas a pocos metros.
Por desgracia, el camino estaba inundado debido a la lluvia y no pudimos avanzar. Pero este lugar, sin duda merece una segunda oportunidad que algún día espero que podamos disfrutar. Nos quedamos con unas ganas terribles de pasear por esas dunas, y quizás, subir al monte Louro.
En breve seguiremos este recorrido hasta llegar al fin del mundo: Finisterre.
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