En este post intentamos recomendar otro lugar para ir con la familia en nuestro viaje a Londres con niños. Una gran ciudad con pequeños es un tema complejo y por tanto, cualquier lugar especialmente dedicado a ellos resulta de gran utilidad para los «papis». En este post hablaremos del parque Diana de Gales.
Cómo llegar al Parque Memorial Diana de Gales
Lo encontramos casi por casualidad paseando por la zona del palacio de Kensington en el extremo de Hyde Park tal y como podéis ver en el mapa.
Bordeando el extremo este pasamos por toda la zona diplomática de las embajadas. En el mapa parece que es poco recorrido pero las distancias se hacen grandes y más cuando vas con niños. Aprovechamos para jugar a ir identificando países que íbamos viendo en el recorrido y hacer planes para visitarlos 😉
Una vez recorrido todo el lado oeste de Hyde Park llegamos a la esquina superior en el que se ubica el parque memorial Diana de Gales. Una explanada verde nos da la bienvenida.
El parque Diana de Gales
El lugar es espectacular para los niños. Incluso a nivel de seguridad, ya que para comenzar los niños no pueden entrar solos al mismo y sólo acompañados de un adulto. Tampoco dejan entrar solo a un adulto. Y lo que más preocupa a los padres: los niños no pueden salir solos.
Una vez dentro, hay varias zonas con diversos tipos de juegos. En una de ellas, los puentes y caminos describen caminos llenos de aventuras:
También hay zonas tematizadas en las que los niños pueden vivir dentro de los cuentos sus aventuras. Un gran barco (para nosotros pirata) se haya en una explanada llena de arena.
Pau como gran pirata que es se encaramó al palo mayor.
Y como si del cuento de Peter Pan se tratara, justo al salir del barco y siguiendo un sendero secreto se ve a lo lejos unas cabañas que pertenecen al…
poblado Indio…
Pero sin duda, lo bueno del parque es que siempre reserva rincones escondidos para que sean descubiertos por toda la familia. Y en cada rincón, un juego…
y otro juego en el que se lo pasan pipa…
Sin duda, es una visita recomendada para dar esa dosis de juegos a los pequeños de la familia. Un oasis entre museos, ciudad y tanto caminar. Y como con los pequeños no hay que mirar el reloj, creo que estuvimos casi una mañana por el parque: jugando, tumbados en el césped, leyendo los padres mientras los niños juegan… combinaciones múltiples.
Sin duda un lugar de cuento: érase una vez…
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