En nuestro Tarragona con niños hemos hecho una apuesta por descubrir la naturaleza de la provincia. Esta vez, vamos a ver como poder realizar una práctica japonesa que tiene relación con el bosque.
¿Qué es el Shinrin-yoku?
Los japoneses llaman Shinrin-yoku al arte de pasear por el bosque que nos reporta beneficios para la salud. Significa “baño de bosque” y es una filosofía oriental que desde la década de los 80 forma parte del programa nacional de salud.
Diversos estudios científicos han concretado los beneficios que reporta esta actividad. La universidad de Michigan ha publicado que nuestra memoria mejora a corto plazo en un 20% al dar estos paseos por el bosque. Otro estudio de la universidad de Stanford dice que rodearse de frondosa vegetación reduce la ansiedad.
De todas formas, ¿qué hay detrás de estos beneficios? ¿Son algo simplemente psicológico o hay algo fisiológico que nos reporta estos beneficios?
Hay unos aceites naturales llamados fitoncidas que forman parte de la defensa de los árboles contra hongos y bacterias. Estos aceites que están en el aire y que los podemos oler ya que desprenden unos compuestos orgánicos llamados terrenos.
Si esas caminatas las hacemos en silencio por bosques maduros, con paradas para descansar y respirar, intentando encontrar la conexión con la naturaleza, el efecto de bienestar se multiplica.
Un bosque perfecto para el Shinrin-yoku en el paraje natural de Poblet
El blosque de Poblet
En el bosque del paraje natural de Poblet han creado una ruta que han llamado “itinerario forestal terapéutico” precisamente para la gente que buscamos ese remanso de bosque donde respirar ese aire con olor tan especial. El recorrido parte de la casa forestal de Castellfollit.
Cómo llegar: no te compliques. Pon en el navegador Casa Forestal de Castellfollit y te llevará exactamente al punto de partida de la ruta.
La carretera se desvía hacia una pista asfaltada en el lugar donde hay una cruz. Durante algunos kilómetros seguirás una carretera estrecha pero en buenas condiciones hasta llegar a la casa forestal.
Allí, hay un merendero y unos columpios para los niños y unos carteles indicadores de las dos rutas que hay.
En este post haremos la ruta terapéutica forestal que tiene, a su vez, dos opciones. La primera es un recorrido corto de un kilómetro y de apenas 50 metros de desnivel. La segunda ruta es la que hicimos nosotros y es un camino que durante 3,2 kilómetros y con apenas 150 metros de desnivel se adentra en un maravilloso bosque.
El camino está perfectamente señalizado. Podemos encontrar zonas donde se hacía carbón o pequeñas áreas no señalizadas a propósito y que te obligan a pasar por un bosque muy accesible intentando hacer lo más experiencial posible el contacto con el bosque. De todas formas, es imposible que te pierdas ya que siempre encuentras después de esos escasos 30 metros el camino donde seguir.
Durante parte del recorrido se sigue un arrollo que en la época más lluviosa ofrece imágenes de postal. En verano es posible que lo encuentres seco pero tampoco es un gran problema ya que la experiencia es muy bonita igualmente. A falta de agua, hay estas cascadas de musgos…
Y como no, durante todo el camino vas inmerso en el bosque y los paisajes van variando.
Es difícil decirte el tiempo que vas a estar ya que te paras mucho para disfrutar del paisaje y precisamente inundarte de bosque. Estuvimos unas 3 horas paseando por el recorrido de los 3 kilómetros. El recorrido es circular y vuelves al punto de partida donde has dejado el coche. Si llevas bocadillos, puedes comer en los merenderos allí situados como hemos visto antes.
El otro recorrido que se puede hacer es el micológico con las famosas setas pintadas. Os mostraré este recorrido en otro post que publicaré de esta zona.
… y mientras, David sigue con su Shinrin-yoku particular.
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