En el mundo de los viajes, hay destinos que nos llenan de emoción y, a la vez, nos hacen reflexionar sobre nuestra responsabilidad como viajeros conscientes del impacto medioambiental que nuestras visitas pueden tener. Especialmente en lugares de naturaleza frágil, como las Cadolles Fondes en el Parque Natural del Montsant, cerca de Salou en Tarragona. La preservación de su belleza y equilibrio ecológico es una responsabilidad que se debe tomar con cierto vértigo.
Un paraíso natural en Tarragona
Las Cadolles Fondes, un fijo en mis recomendaciones de lo mejor de Tarragona, son un conjunto de impresionantes pozas naturales esculpidas por el río Montsant durante miles de años. Forman un paisaje de ensueño que se revela en el municipio de Ulldemolins, en el corazón del Parque Natural del Montsant. Estas pozas o baños naturales, se han convertido en un lugar apreciado por los amantes de la naturaleza y los entusiastas de las aventuras al aire libre. Y sobretodo, un lugar conocido principalmente por los que vivimos en Tarragona.
Llegar a las Cadolles fondes
La experiencia de visitar Cadolles Fondes es perfecta para toda la familia, incluso para aquellos que viajan con niños. El recorrido es bastante accesible y se puede hacer parcialmente en coche, lo que facilita el acceso a estas maravillas naturales.
Para comenzar esta aventura, debemos tomar el camino de las ermitas desde Ulldemolins. El camino está bien señalizado y nos guiará hacia dos ermitas encantadoras de este pintoresco municipio. Nuestra primera parada es la Ermita de Sant Antoni, un lugar donde es posible estacionar nuestro vehículo.
![Ermitas en el camino de las Cadolles Fondes en Tarragona](https://somosviajeros.com/blog/wp-content/uploads/2023/07/Cadolles-fondes-en-Tarragona__9.jpeg)
En la zona de las ermitas hay merenderos
Sin embargo, para aquellos que prefieren caminar menos, una pista en coche sigue adelante. Aunque pueda parecer complicado en algunos tramos, el camino en general se puede transitar sin problemas. Al llegar a una zona de aparcamiento donde una cadena impide el paso a los coches, sabemos que hemos llegado al punto adecuado para comenzar nuestra caminata.
Disfrutando del camino
Una vez estacionados, emprendemos una caminata de aproximadamente 20 a 30 minutos a través de una pintoresca pista forestal, disfrutando de la majestuosidad de la naturaleza a nuestro alrededor.
Finalmente, llegamos a las famosas Cadolles Fondes, y desde un impresionante mirador, contemplamos las pozas en el fondo del valle, invitándonos a bajar y disfrutar del baño.
Por fin, a bañarse!
Desde el mirador, contemplamos como el agua ha creado este serpenteante cauce de agua que discurre tranquila e invita al baño.
Para descender hacia las pozas, seguimos la pista hasta llegar a un punto donde encontramos una escultura de águila de hierro.
A la derecha, divisamos algunos «caminos» que descienden hacia el barranco. Siguiendo estos senderos, llegamos a la parte baja del barranco y, como si volviéramos al mirador, nos dirigimos hacia la mejor zona de baño.
A medida que bajamos la humedad se hace presente.
Una vez en el pie del río, avanzamos por el margen derecho, desde donde el paisaje se vuelve aún más impresionante, especialmente si lo admiramos desde el agua.
En este punto, nos damos cuenta de que bañarse en estas cristalinas pozas es una experiencia ineludible.
Mientras nos adentramos en la zona más vertical del barranco, encontramos una hermosa cascada donde la profundidad es considerable y las paredes no ofrecen muchos lugares para agarrarse. Aquí es importante tener precaución, especialmente si viajamos con niños, para garantizar la seguridad de todos. Para mí, sumergirme y nadar entre estas majestuosas paredes de roca fue una experiencia única y enriquecedora. En un punto, una cascada bloqueó nuestro camino, pero aprovechamos para hacer algunos saltos desde una roca cercana, agregando diversión a la aventura.
Fin de la visita y regreso
Con el paso del tiempo, llegó un grupo numeroso de visitantes, y sintiéndonos afortunados de haber disfrutado de nuestra experiencia de baño con tranquilidad, decidimos regresar al camino principal. Este camino lleva hacia la Ermita de Sant Bartomeu y atraviesa el Valle. Después de caminar aproximadamente 500 metros adicionales, regresamos con la promesa de que volveremos a realizar este fascinante recorrido en otra ocasión. (ya van tres excursiones)
Sin duda, Cadolles Fondes es un tesoro natural que despierta nuestros sentidos y nos brinda la oportunidad de conectar profundamente con la naturaleza. Al visitar estos baños naturales, es esencial recordar la importancia de preservar estos frágiles ecosistemas, actuando con responsabilidad y respeto hacia el entorno natural.
La experiencia en Cadolles Fondes nos enseña que, a través de un turismo sostenible y consciente, podemos disfrutar y proteger al mismo tiempo estos tesoros naturales. Es un recordatorio de la belleza y fragilidad de nuestro planeta, y una invitación a explorar con sensibilidad y gratitud el maravilloso mundo que nos rodea. Encontrar lugares como Cadolles Fondes es un regalo que nos muestra que la naturaleza siempre tiene sorpresas escondidas, esperando a ser descubiertas por aquellos dispuestos a vivir aventuras y crear recuerdos inolvidables.
El rio Montsant
El curso principal de agua tiene su origen en las Montañas de Prades, donde se le llama «riuet de Prades». Al llegar al término de Ulldemolins, recibe el nombre de Montsant. En este punto, se le une el riuet del Teix, que atraviesa los valles de las faldas de la sierra.
Dentro del Parque Natural, el río Montsant forma un espectacular desfiladero de más de 12 km hasta llegar al embalse de Margalef, donde desemboca su principal afluente, el barranco dels Pelags. A lo largo de este tramo, abundan saltos, pozas y encajonamientos, formando paisajes de impresionante belleza donde la vida salvaje disfruta de la naturaleza cristalina del Montsant. Por ello, en el año 2004, 157 hectáreas del desfiladero de Fraguerau fueron declaradas Refugio de Fauna Salvaje.
Después de la presa de Margalef, el caudal del río Montsant es regulado por la Confederación Hidrográfica del Ebro, responsable de permitir que el agua fluya río abajo de manera adecuada y respetando el caudal ecológico, lo que da paso al fértil valle del río Montsant. A lo largo de sus orillas se encuentran los pueblos de Margalef, la Bisbal de Falset, Cabacés, la Figuera y la Vilella Baixa, donde después de una pequeña presa se une el riuet d’Escaladei. Alrededor de estos pueblos, el río se humaniza, y las orillas dan paso al mosaico de cultivos que configuran el paisaje del aceite y la fruta dulce. La relación entre los humanos y el río Montsant ha sido muy estrecha desde la prehistoria, y todavía hoy se observan muchos vestigios de esta relación. Cerca del agua encontramos yacimientos arqueológicos, puentes medievales, construcciones tradicionales y restos de antiguos molinos hidráulicos, que marcan el inicio de una actividad industrial modesta y pionera.
La Flora
La disponibilidad de agua permite la presencia de singulares bosques de ribera y bosques caducifolios en medio de formaciones típicas del paisaje mediterráneo, principalmente alcornoques y sauces. A lo largo del curso fluvial, encontramos una serie de comunidades hidrófitas, como carrizales y herbazales.
Fauna
La ausencia de presión humana y la buena calidad de las aguas han permitido una gran riqueza de fauna ligada a los cursos de agua. Los mamíferos más característicos de este ambiente ribereño son la rata de agua y el visón, y empieza a notarse la presencia de algunos ejemplares de trucha. Entre las aves, destacan la lavandera y el martín pescador. Los anfibios encuentran en las orillas las condiciones adecuadas para vivir, y así, podemos ver con frecuencia la salamandra, la rana verde, la ranita y el sapo corredor. Entre los reptiles, podemos encontrar la culebra de agua.
La limpieza de las aguas ha permitido una abundante población de peces. Los invertebrados, como gusanos, crustáceos e insectos, conforman un conjunto muy diverso y desempeñan un papel de gran importancia en la red trófica del río y su entorno. También es destacable que en los rincones más ocultos todavía abunda el cangrejo de río ibérico.
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