Este post que pertenece a la serie de Tarragona con niños, bien podría pertenecer a otra cualquier serie relacionada con deporte y naturaleza. Y es que posiblemente sea una de las mejores actividades náuticas que se pueden hacer en familia en España. El río Ebro es un gran río y deslizarte con una piragua por sus aguas es una experiencia para toda y la familia.
Nosotros hicimos la experiencia con la empresa Rogles Aventura. Tienen varias posibilidades de navegación. Puedes hacer varios tramos de piragüismo como navegar en Flix donde las aguas son más tranquilas o hacer tramos del Ebro río abajo. Si se hace esto segundo, sales de un punto y al llegar al destino te llevan de nuevo al punto de origen. Por tanto, es muy cómodo hacerla actividad y no hay que preocuparse por la logística.
Sobre los recorridos, decir que el que recorre el meando de Flix en Tarragona es de unos 5 kilómetros mientras que el tramo que hicimos nosotros entre Mora y Miravet son aproximadamente unos 13 kilómetros. Sin embargo, el tiempo invertido en ambos es parecido ya que en uno las aguas están más tranquilas y en el otro la corriente arrastra la piragua por lo que se tarda lo mismo aunque la distancia sea el doble en uno que el otro.
Ese día quedamos todos convocados a las 10 de la mañana en el embarcadero de Mora. Allí, antes de salir hay una pequeña charla técnica en la que te informan sobre la mejor forma de coger la pala o qué hay que hacer en caso que se vuelque la piragua; uno de cada 10 vuelca. Nos miramos esperando que no fuéramos nosotros los que cumplieran las estadística esta vez.
Como éramos dos adultos y dos niños lo mejor fue coger dos piraguas dobles. En la parte trasera se coloca siempre el que más experiencia tiene y delante mejor el niño. Había nervios antes de comenzar a navegar; el río Ebro es grande y debía ver como era lo de navegar río abajo. Ya hemos navegado otras veces en piragua pero siempre en lagos y esa sería nuestra primera navegación fluvial.
El grupo era grande por lo que la experiencia prometía ser animada. Comenzamos poco a poco y los primeros minutos fueron de aclimatación. Pero pronto todos los nervios se fueron ya que era muy fácil mantener estable la piragua. Y claro para los niños lo que para los papás es cierta tensión para ellos es pura diversión.
El recorrido entre Mora y Miravet se hace entre 2.5 y 3 horas. Admito que al final llegamos algo justos pero acaba justo en el punto que comenzábamos a estar cansados. Durante este tiempo el recorrido entre Mora y Miravet se hace con mucha tranquilidad y silencio. Aunque en muchos tramos del río Ebro la carretera transcurre por su orilla en este recorrido se aleja de la misma por lo que el silencio es total a excepción del sonido de los remos impulsando la piragua.
En el recorrido se para un par de veces. En una de ellas tomamos el almuerzo y algunos ya aprovecharon para bañarse.
Atención: bañarse en el río es peligroso. Por tanto, no hay que adentrarse mucho ya que enseguida la fuerza de la corriente consigue arrastrarte con suma facilidad.
Las paradas en las pequeñas islas que se crean en el centro del cauce son un remanso de paz y un privilegio poder visitarlas.
En la segunda parada si que aprovechamos para bañarnos. Por poco que cubra, si intentas flotar te mueves rápidamente debido a la corriente.
Y pronto se acercaba el gran final. Llegar navegando a un pueblo con un castillo templario tan espectacular como el de Miravet prometía ser uno de los platos fuertes del recorrido. Justo antes, nos cruzamos con uno de los 3 pasos de barca que quedan en todo el Ebro. El de Miravet tuvimos la suerte de ver como cruzaban un coche. Un cable de acero cruza el cauce y la destreza manejando las barcas e inclinándolas un poco hace que se deslicen de un lado a otro de la orilla.
Y llegamos a Miravet. Como era de esperar, la vista del castillo templario en la cima ya invitaba a una visita solo por las vistas que desde abajo me imaginaba increíbles. Bajamos en el embarcadero de Miravet. Allí, nos llevaron de nuevo al punto de origen para coger el coche. Sin duda una gran experiencia que posiblemente repetiremos.
Una vez dejamos la piragua, la empresa nos llevó de nuevo al origen donde habíamos dejado el coche. En unos minutos estábamos de nuevo en el inicio del recorrido. Sin embargo, volví a Miravet donde me esperó mi familia ya que este pueblo bien merecía prolongar unas horas nuestra visita.
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