De vez en cuando y siempre que la ocasión lo merece intentamos hacer alguna escapada de fin de semana sin niños. Realmente, esa ocasión que sirve de excusa para irnos suele ser el aniversario de boda y generalmente siempre hay dos cosas que se repiten: un hotel o lugar especial y un buen restaurante. Así, el año pasado hicimos una fugaz escapada a Londres y estuvimos comiendo en uno de los mejores restaurantes del mundo como es el Dinner. El nivel estaba muy alto y para decidir dónde ir este año me volvió a aconsejar la persona que conozco que más sabe de glamour hotelero como es Sonia Graupera.
En definitiva, que llegamos pasado el mediodía de un sábado al hotel Cram de Barcelona.
El hotel Cram
Este establecimiento combina un hotel plagado de detalles interesantes con un gran restaurante como es el Angle de Jordi Cruz.
Sabíamos que una gran cena nos esperaba ese día. Mientras, nos acomodamos en nuestra habitación.
Sin duda, y por encima de todos los detalles de la habitación, el hecho de disponer de terraza en un piso tan alto era un verdadero lujo. Como un niño, lo primero que hice fue abrir la ventana y descubrir las vistas.
En un día soleado como el que nos regaló ese día Barcelona estar en la terraza era una delicia.
Volvimos de nuevo a la habitación. Hay hoteles en los que sabes que encontrarás detalles hechos para sorprender al viajero y el hotel Cram es uno de ellos. De todas formas, siempre con el espléndido fondo de la terraza.
y una amplia habitación.
Poco a poco comenzó a caer la tarde y a medida que la luz solar disminuía, la excelente iluminación del hotel adquirió protagonismo.
Los objetos se veían desde otra perspectiva cromática.
Y claro, nuestra terraza se vistió de glamour para recibir a la noche.
Estuve sentado un rato en la terraza hasta que decidimos ir a tomar algo al bar del hotel que se encuentra en el último piso.
El cocktail
Si desde nuestra terraza ya teníamos grandes vistas, suponíamos que el hotel aprovecharía al máximo la altura para otorgar al huésped de alguna experiencia única. Efectivamente, la terraza del bar es impresionante y más con los focos característicos de Montjuic iluminando la postal.
Puesto que no somos grandes conocedores de los cocktails, y quizás abrumado ante una carta tan amplia en mi caso opté por una apuesta segura como es el mojito.
Después de un rato tranquilo, llegó la hora de la gastronomía. Bajamos a la planta baja para disfrutar del Angle. En nuestro camino pudimos comprobar el mimo que se había puesto en el diseño y decoración del hotel.
Arquitectura y diseño
Todas las plantas tiene una forma circular.
La vista desde nuestro piso era muy fotogénica.
Caminando hacia el restaurante veía muestras del esmero con el que se había decorado el hotel.
Cuadros con formas en tres dimensiones…
O formas que se retuercen ante un espejo creando falsas e interesantes perspectivas.
Cada rincón es aprovechado para jugar con la luz y el omnipresente rojo.
Restaurante Angle de Barcelona
Como he mencionado anteriormente, Jordi Cruz firma sus platos y tiene tres estrellas Michelin en 2014 repartidas entre dos restaurantes: una estrella asignada al Angle y dos estrellas al ABaC también en Barcelona.
Y por fin llegamos al restaurante Angle. Nos sentamos en una mesa aproximadamente en el centro de la sala. No hay muchas por lo que el ambiente es tranquilo aunque estén todas ocupadas.
Nos esperaba un amplio abanico de platos y texturas. Elegimos el menú degustación.
Comenzamos con una fina focaccia de setas. Uno de los que más me gustaron…
A continuación, el salmón ahumado con Tenessee. La historia de este plato es curiosa que por cierto, relatada con un contagioso entusiasmo por el sommelier. En el momento de servir te muestra un recipiente con una infusión en la que hay unos trozos de roble americano. Ciertamente el aroma que desprende es el de una barrica. Seguidamente, se vierte el líquido en la base del plato en el que reposan las dos cucharas con el salmón. Se produce una reacción y comienza a liberarse una especie de humo que sale de forma horizontal por lo que no interfiere en el alimento. Una foto en el momento estelar…
Llegó el turno del carpaccio de gamba de Palamón y texturas de pan con tomate. Excelente.
Guisantes con bacalao y trufa.
Yema de huevo curada con ibéricos
Y estoy descubriendo que lo que menos me está gustando de esta experiencia es tener que hacer este post. Que hambre recordando los platos 😉 Volviendo al plato, este estaba también muy bueno. Además, el sommelier los supo acompañar con una quizás arriesgada apuesta pero sin duda efectiva.
El siguiente fue un papillote de foie gras con alcachofas y agua acidulada de setas. Muy bueno.
Y se vuelve al pescado alternando creo que acertadamente con las carnes. Gallo con cebolla de Figueres, kumquat y alioli de citronella.
Y acabamos con una carne de liebre. Bombón Thai de liebre a la royal.
Y pasamos a los postres. El primero fueron unas esponjas de chocolate blanco con mandarina y aceite de oliva.
Espuma de Carrat con helado de miel y piñones al romero.
Los petits fours…
Una última sorpresa final. Este pinta labios de helado fue una original forma de acabar la cena que se prolongó durante más de dos horas.
El trato del personal excelente y el sommelier acertado en la elección de los vinos.
Era hora de ir a descansar. Al día siguiente teníamos Barcelona a nuestros pies…
El desayuno
El día amaneció soleado también. Y evidentemente el desayuno estaba organizado en la misma terraza en la que nos tomamos el cocktail la noche anterior. Gran acierto de nuevo.
Los huéspedes nórdicos sedientos de sol disfrutaban de la terraza ya desde bien temprano. Por nuestra parte, nos acomodamos delante del variado buffet.
Variedad de platos y cocina por si se desea algo caliente en el momento. Después de un copioso desayuno por mi parte volvimos a la terraza quizás para despedirnos de ella…
La ubicación
El hotel está muy céntrico. Pudimos ir andando a una de las obras más visitadas de Gaudí en Barcelona como es casa Batlló
También completamos parte de la ruta de Gaudí visitando el park Güell. Pero esto bien merece otro post…
Durante todo este tiempo nos guardaron las maletas en el hotel. Además, dejamos el coche en el hotel y amablemente se encargaron de llevarlo o traerlo del parking. Otro detalle de agradecer. Mientras esperaba que nos trajeran el coche, aún tuve tiempo de hacer alguna foto adicional. La siguiente foto es de utilidad para coger ritmo por la mañana.
Nos despedimos del hotel Cram justo el domingo después de comer. Fue una gran experiencia y un acierto elegirlo.
Mi agradecimiento al staff del hotel Cram, restaurant Angle y a Eva por su ayuda en todo momento para que nuestro fin de semana fuera especial.
Luis Lopez dice
Hola Juan Antonio,
Parece un lugar increíble, y la cena impresionante, según se aprecia en las fotos seguro que disfrutasteis y aprovechasteis al máximo la celebración de vuestro aniversario. 🙂
Un saludo. Luis.
JAVIER SANCHEZ QUESADA dice
Imprescindible una escapadita de estas para los viajeros con niños como es mi caso. En octubre toca la mía..jeje que ya me la merezco. J.A. puedes crear un nuevo apartado llamado » Viajar sin niños», Esquema perfecto. Gastronomía y fin de semana. Así que si te aburres no dudes en colgar otro aniversario!!! Nuestra última escapada fue a Bristol, con cena en Glassboat . Si te apetece un día darle un vistazo, puse las fotos de los platos en el blog.
Barcelona dice
Precioso hotel, tiene todo lo necesario para disfrutar de una bonita escapada romántica. A mi lo que me frena un poco es ese tipo de comida pero por lo demás genial.