Nuestras vacaciones en Cantabria con niños nos dio sorpresas improvisadas. Una de ellas fue experimentar la pesca de truchas en Cantabria con niños en primera persona toda la familia. Eso sí, no era una pesca en mar abierto ni en ríos de montaña sino más bien todo lo contrario: una piscifactoría de truchas. Otros de los grandes aprendizajes de ese día es que posiblemente la trucha sea uno de los animales más listos del universo…
Cómo llegar a la piscifactoría de Saro
Saro es un pueblo que se encuentra a una media hora de Puente Viesgo. En Google está mapeada la piscifactoría por lo que no debería resultar difícil. Sino, sigue los carteles que indican “piscifactoría”.
La pesca en la piscifactoría de Saro
La piscifactoría está compuesta por una serie de piscinas donde las truchas abundan. De entrada ya vimos varias familias y niños por lo que nos dio a entender que es un destino habitual familiar.
Cuando llegas hay una pequeña tienda con cañas de pescar. Se paga por caña y tiempo. Las cañas son sencillas sin carrete. Por eso, todos los que queráis pescar truchas en Cantabria con niños no penséis que vais a hacerlo con unas complicadas cañas de pescar, sino todo lo contrario.
Simplemente tienen un anzuelo y te dan un bote de maíz para que vayas tentando a las truchas enganchando los maices en la caña de pescar.
Tienes la opción de quedarte lo que pescas (y pagar por ello) o devolverlo a la piscina cada vez que pesques una trucha. Optamos por lo segundo.
Las truchas no son tontas
Podría ser el nombre de una canción de Manolo García (que escucho en estos momentos) pero es absolutamente cierto. En una pequeña piscina con cientos de truchas es desesperante ver con ignoran nuestro magnífico grano de maíz. Ahora bien, no sé si todas las truchas son así de listas o las de Cantabria tienen algo especial en su ADN que les hace ser más inteligentes que el resto. Por ello, pescar truchas en Cantabria con niños puede ser todo un reto. Supongo que están curadas de espanto y ya saben que ese fantástico maiz con un hilito no trae buenas consecuencias.
Sin embargo cuando echas alguno sin anzuelo no lo dudan ni un momento en engullirlo al instante. Por ello, tardamos un rato intentando que alguna picara el anzuelo.
Los niños se reían viendo como chapoteaba el pez aunque cuando vieron el efecto del anzuelo en la trucha digamos que se replantearon la risa. De todas formas, ya hizo bien el dueño en advertir que no les hacía daños que el labio para la trucha eran como para nosotros las uñas: no sentían dolor. Preferimos creernos esa versión.
Cuando Pau y David cazaron al menos una trucha (la de David se hizo esperar) mi responsabilidad como padre me permitió descansar por fin. A partir de ese momento, es sentarte y ver cómo los niños aprenden a ser pacientes mientras pasa la tarde.
El coste que no acabé de entender muy bien su desglose fue de 24 euros por los dos niños y una hora. Pero tampoco pregunté mucho más…
Esta actividad es ese tipo de actividades que dan un respiro a cualquier viaje con niños. Unos momentos para sentarse, relajarse y dejar pasar la tarde mientras los pequeños experimentan la pesca en primera persona. No dudé incluir la actividad de pescar truchas en Cantabria con niños en mi resumen del viaje ya que considero que es una actividad muy divertida no solo para los niños sino que para toda la familia. Recordad que tenéis la opción de llevaros la trucha pescada para cocinarla. Nosotros, las devolvimos todas a la piscina.
youpelis dice
Me gustaría algún día, pescar cuando este de vacaciones en familia.