Leo en New York Times que Tsutomu Hirahaya de 55 años es un fotógrafo Japonés y encontró 13.000 yenes (120 dólares) en una cabina de apuestas. No dudó en dar el dinero a un empleado y dejó su nombre y dirección. Hace pocas semanas la policia le envió un comunicado informándole que el dinero le pertenecía ya que no había sido reclamado.
Hirahaya comentó: «Me siento incómodo teniendo el dinero de otra persona», y añadió «Creo que muchos Japoneses siente lo mismo cuando encuentran algo que no les pertenece. Pienso que entre los japoneses aún existe un sentimiento de comunidad que perdura de la antiguedad».
He dudado en titular al post «Cadena de honradez» ya que encuentro increible que:
1) Se encuentre 120 dólares en efectivo y no se los quede.
2) El empleado del local reciba los 120 dólares, no se los quede, y se los dé a la policia.
3) La Policia no se los quede. (ya que en según que paises son peores los policias que los ladrones)
4) Se los devuelvan, y se sienta mal….
Japón, Japón …. eres único, que diferencia con otros paises como España:
Director de ingeniería que no habla de tecnología, practicante del
No me extraña nada la noticia. La honestidad de los japoneses para con las cosas perdidas es increible. Sé de algún despistado (español) que se dejó el portátil en el metro de Tokio, de camino al trabajo. Lo único que tuvo que hacer, fue ir al jefe de la ultima estación de la linea y pedírselo, y, efectivamente, alli estaba.
Hace años en Zaragoza, me dejé la cartera con toda la documentación y unas 25.000 pesetas de entonces encima del coche, al arrancar se cayó al suelo, cuando volví al garaje el empleado no sabía nada.
Al día siguiente una señora apareció en mi domicilio preguntando si la cartera era mía.
En ella se encontraba todo, incluso el dinero.
No solo en Japón hay buenas personas.
yo me encontré una cartera en el tren. Llamé al propietario y comenzó a hacerme preguntas hasta que al final parecía que se la hubiese robado yo. A veces es importante también corresponder por lo menos con la actitud al gesto de la otra persona.
ese sentimiento de comunidad fue ejemplar durante la II Guerra mundial, les trae sin cuida las evidencias de las gigantes atrocidades que cometieron contra el pueblo chino, Corea y toda Asia, eso desde luego que no les quita el sueño.