Nunca había estado en una mezquita hasta que entré en la mezquita azul de Estambul. Y vaya estreno que tuve. Sin duda, es un lugar impresionante ubicado en una ciudad igualmente impresionante. Por otra parte, su ubicación enfrente de Santa Sofia hace que esos cientos de metros sean unos de los más preciados del mundo. Y es que Estambul tiene eso, la capacidad de concentrar una cantidad de maravillas incontables por kilómetro cuadrado. Solo hace falta recordar por ejemplo la basílica cisterna.
Para empezar me gustaría mostrar este dibujo inspirado en la Mezquita. Realmente hay tantos detalles en un lugar como este que una vista desde la calle de los pasillos con sus delicadas pinturas sirvió de inspiración para este dibujo.
Y aquí la vista real al acercarnos a la Mezquita.
La mezquita azul es visible desde muchos ángulos ya que sus altos alminares se ven desde lejos. Y hablando de alminares, en el momento de la construcción de la mezquita en el 1617 hubo una gran polémica ya que al tener seis minaretes igualaba a la Meca. Al final, La Meca desempató construyendo un séptimo. Como siempre es cuestión de quien tiene más.
Un poco de historia de la Mezquita Azul
El sultán Ahmed I ordenó construir una mezquita en honor de Alá. Puesto que no había habido guerras que le otorgaran botines importantes, tuvo que construirla a costa de su propio tesoro. Ocupó el lugar donde estaba construido el Palacio de Constantinopla junto a Hagia Sophia que por aquel tiempo era la mezquita más venerada de Estambul.
La construcción se inició en el 1609 y las obras continuaron hasta el 1616. La inauguración tuvo lugar un año más tarde aunque en la puerta e la mezquita indica el 1616.
El exterior de la mezquita
A medida que nos acercamos el edificio se agranda tanto que nos parece que sea de unas dimensiones parecidas a las de Santa Sofia. Sin embargo, es un efecto óptico ya que, aproximadamente, La Mezquita Azul es la mitad de Santa Sofía. Su cúpula central tiene 23 metros de diámetro y 43 metros de altura.
Las grandes demandas de material que necesitó la mezquita hizo que se agotasen las existencias de piedra o mármol para otras obras que estaban en marcha en la época. Por otra parte, cuando la rodeas se observa su forma irregular debido a que el arquitecto tuvo que adaptarse al terreno donde se tenía que construir la mezquita.
Os invito a dar una vuelta por el perímetro de la mezquita.
Entrada a la mezquita
Para entrar en la mezquita, como en el resto de mezquitas de la ciudad, hay que llevar ropa adecuada y hay que descalzarse antes de entrar. Para ello, hay ya la logística preparada ya que sino sería un caos por la cantidad de turistas que hay.
Encontrarás alguna que otra cola
Igualmente, a la salida hay lugares para lavarse los pies.
El patio interior
En su interior cobra una importancia destacable el patio interior.
En la plaza, en el centro de la misma destaca una pequeña fuente hexagonal montada sobre 6 columnas y que es relativamente pequeña comparada con las dimensiones del patio. Esta fuente es importante en todas las mezquitas ya que es la fuente de las abluciones rituales obligatorias antes del azalá y siempre está en el patio.
Rodeando la plaza hay una galería continua o revak.
Ciertamente, hay que sentarse en esta galería que rodea la plaza cobijándose del sol para observar la grandeza del patio que es casi tan grande como la propia mezquita.
El interior de la mezquita
El nombre de la mezquita azul viene dado porque hay más de 20.000 azulejos de color azul que adornan su interior, principalmente la cúpula y la zona superior.
Se camina por una zona cercana a la de culto pero sin la posibilidad de entrar ya que está reservada a los que están rezando. Por otra parte, hay ciertas horas en las que no es posible entrar.
La iluminación de la mezquita viene dada por las increíbles vidrieras que le confieren una luz especial.
La luz que dejan pasar las cerca de 200 vidrieras se ve complementada por las lámparas de araña que caen del techo.
Da igual desde donde mires. La Mezquita Azul es una maravilla que hay que visitar y es el complemento perfecto de Santa Sofia.
Salí de allí alucinando y pensando sobre cuál sería la siguiente sorpresa que me daría Estambul.
Olgietta dice
El feminismo de género acusa constantemente a la civilización occidental de heteropatriarcal, mientras guarda un estruendoso silencio sobre la situación de la mujer en el mundo islámico (no recuerdo protestas ante las embajadas de esos países, manifestaciones, cartas abiertas, invasión obscena de mezquitas, etc.). ¿Acaso el que la emancipación de la mujer se haya producido en países monogámicos y no en países poligámicos es una mera casualidad? Porque jamás he leído a las feministas de género reconocer algo tan obvio. Esto lo cita muy bien Munilla. Las feministas tampoco tienen en cuenta jamás la importancia que en la emancipación laboral de la mujer (y del hombre) ha tenido el desarrollo tecnológico. Una pregunta facilísima de responder ¿Por qué cuando los autobuses no tenían dirección asistida (hasta comienzos de los años 60) no había casi ninguna conductora de autobús o autocar? ¿Había alguna fatwa que lo prohibiera en occidente? Tampoco tiene en cuenta las clases sociales. // cheap