Lo de las guerras Cántabras es una de esas cosas que acudes sin saber realmente que te espera e incluso las perspectivas no eran muy favorables. En una gasolinera, haciendo tiempo mientras el surtidor sumaba euros pregunté al “gasolinero”:
– Qué tal las guerras cántabras? Es en un pueblo llamado Corrales de… -comenté
-De Buelna. Y por cierto, fui una vez y no me gustan esos rollos. – me contestó con rotundidad.
Intentando ser positivo, pensé que igual que hay gente que no le gusta Venecia porque los canales dicen que están sucios, habría gente que no le pudieran gustar las guerras Cántabras.
Llegamos a media mañana y según el programa de actividades todos los eventos se repartían entre el campamento y el circo máximo que son los dos principales escenarios.
Partiendo de la base que no tenía ni idea de dónde se ubicaban me limité a intentar buscar aparcamiento. Un par de personas estaban en la carretera organizando la circulación y pude aparcar rápidamente. Cogí mi cámara y nos dirigimos a ver a estos romanos y cántabros en acción.
Llegamos primero al poblado. Sinceramente, pensé que sería algún pequeño montaje de papel maché pero cuando cruzamos la fortificación de entrada apareció un verdadero poblado cántabro a nuestra derecha mientras que a nuestra izquierda se ubicaban los romanos.
Pau y David encontraron este columpio de la época
Y la parte romana…
Por cierto, muy juntos para estar en guerra pero creo que las ganas de pasarlo bien predominan sobre las de la pelea. De todas formas viendo a alguno…
Recorrimos el poblado observando los detalles de cada tribu y legión. Luego deduje que cada persona del pueblo elige si pertenece a los cántabros o a los romanos. Una vez elegido, pertenecen a una tribu o a una legión. Por tanto, el poblado estaba dividido en cada una de estas tribus. Para que nos entendamos, una especie de feria de Abril donde en vez de tener una caseta, cada miembro pertenece a una facción.
Y esto de pertenecer a una tribu o a una facción no es un detalle menor. Durante los festejos estas agrupaciones participan activamente en la fiesta haciendo gala de la sección a la que pertenecen.
Los juegos de campamento
Como solo estuvimos un día, os contaré los que pudimos ver. En los juegos de campamento compiten todas las tribus y legiones romanas por equipos. Los juegos son: lanzamiento de tronco, de lanza y otro que no tengo nombre y que consiste en llevar a una persona en una especie de camilla sorteando unos palos clavados en el suelo.
El primero que vimos fue el de lanzamiento de tronco.
Todos intentaban con más o menos ímpetu lanzar el tronco lo más lejos posible. De vez en cuando, alguno flojeaba más de lo normal cuando la mujer del micro gritaba:
– Otro que llegó tarde anoche…
Es lo que tienen las fiestas. Todo el mundo sabe que si al día siguiente tienes que tirar troncos debes de irte a dormir pronto. Pero de repente, todo el mundo comenzó a corear un nombre (no lo recuerdo bien)..
– Ozo, Ozo, Ozo… Y un tiarrón cántabro agarró el tronco y lo lanzó a bastantes metros. Estaba claro que la clave estaba en fichar al tiarrón para tu tribu.
Luego vino la lanza y las camillas.
En definitiva, estuvimos entretenidos un buen rato. Cuando acabaron los juegos en el campamento se organizaban marionetas por lo que “tiro porque me toca” nos movimos del circo máximo al poblado de nuevo. A medida que pasaba la tarde el ambiente crecía y entendía que era porque lo mejor estaba por llegar.
Al caer la tarde comenzó la representación de las guerras. En ellas, un guión cuidado iba introduciendo la historia: el cambio de mando en las legiones, la entrada de los soldados,
… la boda cántabra, el grito de guerra de las tribus…
Lo cierto que acabó todo ya por la noche y nos quedamos con ganas de volver para ver la continuación.
Los niños.
Los niños del pueblo también tienen su oportunidad. Durante la mañana hubo la representación del senado infantil donde los actores eran los niños quienes con igual de arte que los mayores recitaban perfectamente su papel.
Dónde comer.
Es complicado encontrar un lugar para comer en un pueblo que no conoces y que la suerte es la dueña de tu destino culinario. Pero este día nos sonrió ya que encontramos el bar “Un 8 de Abril…” en el que comimos muy bien y a buen precio. Y estos son unos ejemplos.
La tabla de mar 20 euros y la ensalada 8,5 euros. Los niños pueden comer platos combinados también a muy buen precio.
Nuestra opinión de las Guerras Cántabras
Lo mejor
Creo que sin duda la implicación de todo el pueblo en la fiesta. Hubo momentos que éramos los únicos que no íbamos vestidos de la época. Esto demuestra lo seriamente que se toman sus fiestas.
Lo menos bueno
Si he de citar algo sería que es quizás algo cerrado solo para la gente del pueblo. Los visitantes solo podemos hacer de meros observadores en las Guerras Cántabras pero no se puede participar en ningún evento (al menos eso entendí yo). Obviamente no pretendo participar en la representación, pero quizás los juegos de campamento, el poblado o algo abierto para los niños no estaría de más. Y más teniendo en cuenta que vengo de Tarraco…
Lo más divertido
El cachondeo también tiene su lugar en la fiesta. En esta tribu cántabra había estos guerreros sentados en una mesa a modo de jurado.
Bueno, si eres una chica de buen ver mejor no pases por delante de ellos…
Nuestra conclusión
Creo que es una fiesta cultural que si estás en Cantabria debes intentar ver a pesar de lo que te digan. Los niños (y nosotros) aprenderán algo y la fiesta tiene todos los elementos para estar entretenidos un día completo como estuvimos nosotros.
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