Es difícil de explicar pero el viaje a Cantabria tuvo unos extraños e inesperados efectos sobre el que os escribe. Quizás mi cara pegada a la ventanilla del avión como un niño emocionado en el momento del aterrizaje ya presagiaba algo, y lo cierto es que esos días han sido extremadamente positivos en todos los sentidos. Han sido días de conocer lo más importante de esta tierra.
La consejería de turismo realizó un gran esfuerzo por intentar que conozcamos las maravillas que presenta una tierra que se promociona sola. Pienso explicar con calma todas las etapas de este viaje, pero de entrada me gustaría contar cuatro recuerdos que me vienen a la mente cuando pienso en ese viaje y que posiblemente sean los que acaben conformando esta experiencia.
No puedo olvidar el olor a sal paseando por la bahía de Santander en la buena compañía de gente que comparte esta pasión-afición que se llama blog, conocer a nuevos compañeros de bastantes años menos que yo y que ya tienen este gusanillo y los kilómetros de un viajero casi cuarentón (pero que «parao» era yo a los veintitantos !!!), charlar con amigos que se dedican profesionalmente a todo este mundillo (coño, que suerte tenéis, y encima trabajando algunos desde casa…) o reirse en torno a una buena comida son momentos que merecen realmente la pena.
En cuanto al entorno, me permito hablar del resultado final. Sorprendente y me explicaré. Nunca pude imaginar que un territorio que solo tiene un uno por ciento del territorio pudiera ser custodio de tantas sorpresas.
Emocionante ver las manos de toda una tribu prehistórica «firmar» sobre las paredes de una gruta. Y menuda firma, que ya dura unos … bueno, he perdido la cuenta pero acaba en miles de años.
He leído sobre cuevas -veníamos preparados eh!!-, pero es imposible imaginarse la sensación de estar en una cueva de decenas de metros de altura y ver como el agua y los minerales han dibujado extrañas formas en todas las paredes.
Campos verdes, playas de arena, montañas, …
Prometo, desgranar toda esta #cantabriainfinita para vosotros.
De momento, el efecto Cantabría ya ha conseguido que el carboncillo (bueno, en este caso desastroso lápiz de hotel) vuelva a este blog. Bienvenido de nuevo.
MaRTa_DBG dice
Deseosos estamos de seguir leyendo (y viendo apuntes a lapicero ;))…Que el efecto Cantabria dure mucho tiempo! 🙂
Saludos!
Marta
Quique dice
Como molan los dibujos! sobre todo el de las estalagmitas del Soplao! Un placer compartir viaje! A ver si se repite! 🙂
somosviajeros dice
Gracias, me alegro que te gusten. Seguro que volveremos a coincidir los de cantabriainfinita. Seguro.
somosviajeros dice
Gracias Marta, tu comentario se quedó en Spam y no lo vía hasta hoy