Era una mañana de Julio en Londres. Andábamos los cuatro recorriendo el centro de Londres cuando llegamos a la inevitable Trafalgar Square. Ante nosotros un semáforo en rojo nos impedía el acceso a la plaza. Mientras esperábamos me fijé en una furgoneta Mercedes con las ventanas tintadas que aparcaba en el hotel al otro lado de la calle.
El semáforo seguía en rojo por lo que seguía fijándome en el vehículo y la gente que salía del mismo. Hasta ese momento nada que destacar sino fuera porque uno de los que bajaron de la furgoneta llevaba unas claquetas de batería. Se dirigió a la parte trasera del vehículo y junto a otras personas le ayudaron a bajar una pequeña batería y algún elemento de percusión.
—Si que da el negocio de los artistas callejeros —pensé al ver el despliegue de medios.
Por si fuera poco, una chica con una gabardina marrón hacía continuamente fotos y parecía que cuidaba porque no hubiera ningún problema.
El semáforo se puso en verde. Cruzamos la calle y comenté a María:
—Vamos a seguir a este grupo.
La intuición me decía que debía ver cuál era el destino de tan singular “troupe” de gente. Y la intuición me falla pocas veces.
Llegamos a la fuente de Trafalgar cuando el que parecía dueño de la batería se subió a los leones de la plaza.
Un fotógrafo le comenzó a hacer fotos mientras él hacía muecas. Rápidamente se acercó un policía a indicarle (al menos eso entendí) que no estaba permitido subirse a los leones. Tantos años posando solemnes para que ahora los cabalgue un músico callejero. Pero después de unos segundos de charla con la chica de la gabardina marrón parece que el policía les concedió un permiso para hacer la última foto.
—Vaya policia tan fácil de convencer -me decía.
Cuando bajaron del monumento, plantaron la batería y comenzó a tocarla. Ciertamente la tocó con destreza mientras el fotógrafo seguía haciendo fotos.
Se acercó un transeúnte entre pieza y pieza y le pidió lo que parecía un autógrafo. Estaba claro que esa persona me desvelaría el misterio del batería callejero con su séquito. Le pregunté quién era ese personaje.
—He is the Red Hot Chilly Peppers drummer -contestó a mi pregunta.
Wow! Precisamente el batería de uno de los grupos autores de una de las canciones que más oímos últimamente en casa como es su famoso Snow. Él es Chad Smith quién está considerado uno de los mejores baterías de la historia y este es el pequeño corte que pude grabar.
A partir de ese momento, ya tenía claro el objetivo: foto. Me acerqué a él y muy amablemente nos atención sin ponernos ningún problema para que nos hiciéramos yo y mis hijos una foto con él. Lástima María que no saliera pero alguien debía hacer la foto.
Hasta la chica de la gabardina marrón nos hizo una foto más para su reportaje.
Por cierto, solo recordar que siempre hay que estar atentos. Una simple furgoneta negra puede ser el preludio de un concierto en primicia y contigo casi como único espectador.
Más información sobre Chad Smith
Chad Smith está considerado uno de los mejores baterías de la historia. Los lectores de la revista Rolling Stones le votaron como el 13º mejor batería y la revista Spin lo situó en el puesto 10 de una lista de los 100 mejores baterías de música alternativa. En otras listas aparece en el puesto 6 de los mejores baterías de todos los tiempos.
Por otra parte, su parecido con el actor Will Ferrell ha creado una relación entre ambos de cachondeo. Desde una camiseta que ha llevado a veces Chad Smith en la que se puede leer «No soy Will Ferrell» hasta actuaciones conjuntas. Esta quizás es la más famosa en la que ambos se retan a una sesión de batería en el programa The Tonight Show Starring Jimmy Fallon.
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