Esta historia pasó hace tiempo. Hacía ya unos años que el señor Yakamoto se planteaba cerrar su hotel. Era acogedor e incluso con una calidad por encima de la media en Japón. La localización en una concurrida calle hacía que su principal fuente de clientes fuesen los que pasaban delante del hotel con la necesidad de alojarse. Era habitual la escena en la que entraba el típico hombre de negocios con maleta de un día y al ver el problema desestimara la habitación incluso una vez hecho el «ckecking». Y es que tener una habitación justo delante de las vías del tren y desde la que se podía ver la estación no era una escena que invitaba al descanso, aún cuando hoy en día los trenes no es que vayan pitando por el mundo. Eso sí, se oía perfectamente la megafonía de la estación.
Yakamoto ya estaba cerca de la jubilación pero se negaba a hacerlo sin ver cumplido su sueño de triunfar con su pequeño hotel. Tantos cuidados durante tanto tiempo y no podía pensar en tirar la toalla. Sabía que le quedaba solo una oportunidad pero, ¿cómo conseguir remontar cuando su problema, la estación, no se iba a mover de allí?.
Un día, su nieto adolescente andaba por recepción con el teléfono móvil. Dado que el tiempo en el hotel pasaba despacio se sentó junto al joven y comenzó a interesarse por lo que estaba haciendo: Facebook, twitter e incluso un buscador de hoteles.
– Me estás diciendo que si pongo aquí mi hotel podrá verlo gente de todo Japón?
– Y del mundo… -completó el joven.
Yakamoto quedó pensativo y pidió ayuda a su nieto para publicar un anuncio.
– Pero… ¿He de poner que tengo habitaciones delante de las vías? Si lo hago, nadie vendrá. Ya sé la reacción del cliente cuando ve el tren.
– Abuelo, no creo que esté bien mentir. Debes de poner lo que hay y al menos los que vengan, lo harán sabiendo lo que hay.
Yakamoto sonrojó por un momento. Allí estaba él, recibiendo lecciones de un adolescente sobre algo tan importante como si hay que mentir o no.
Publicaron el anuncio explicando con todo lujo de detalles el hotel. Incluso pusieron una foto de lo que se veía desde la ventana. En un par de días el anuncio estaría disponible.
Pasaron los días y Yakamoto ya se había olvidado de su aventura en la red cuando sonó el teléfono del hotel.
– Buenos días, es cierto que puedo estar en una habitación con vistas a la estación?
– Si, disculpe. Pero hay otras que no se ve toda la estación sino solo una parte. Podría ubicarle en esa.
– No por favor, quiero la más cercana a las vías. No importa el precio…
El anciano pensaba que siempre queda algún loco por el mundo sino fuera porqué a la hora volvió a recibir una llamada haciendo la misma petición. Algo comenzaba a desconcertarle. Las llamadas se sucedían y en apenas una semana había cubierto más de la mitad de las habitaciones. Eso sí, la ocupación eran del 100% en las más cercanas a las vías.
Uno de aquellas tardes volvió su nieto que le preguntó por el anuncio. Yakamoto le comentó que no sabía nada y cuando abrieron la página decenas y decenas de comentarios sobre el hotel se amontonaban debajo de la foto del hotel. Yakamoto intentaba leer esa letra tan pequeña sobre la pantalla del móvil.
– El mejor hotel para railfans!
– Super-recomendado!
– Un 10 sobre 10!
Buscaron en internet qué son los railfans y descubrieron que eran aficionados a los trenes que los fotografían e incluso siguen el movimiento de las máquinas.
Como veis, el señor yakamoto sin querer ha encontrado una necesidad en los clientes, como me dirían en clase de márketing. Y lo ha entendido: ahora ha pintado una locomotora en la entrada del hotel y ha decorado el hall con horarios de trenes. Incluso una pantalla de televisión muestra los horarios de la estación en un rincón. Le gusta hablar con los clientes sobre la historia de esa estación, de colores de locomotoras o de la velocidad máxima que alcanza el shinkansen.
Nota: los railfans en Japón o Trainspotters mueven millones de dólares en un negocio movido por la afición a los trenes. Hay publicaciones exclusivas sobre trenes y en el hotel Hotel Mets Akabane (la foto del post es de este hotel) en Tokyo se pueden realizar reservas con garantías que tendrás una habitación con vistas a las vías. Hay quien repite una y otra vez según informa el director del hotel.
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