El bueno de Frank trabaja en un Uber en Washington. Le gusta su trabajo aunque ya son muchos años al volante. Quizás un signo de cierta saturación es comenzar a pensar en la jubilación casi a diario. Por suerte, su carácter afable le lleva a entablar rápidamente conversación con los pasajeros y hace que su jornada sea menos aburrida. Él, mejor que nadie sabe que cada viajero es una historia y le gusta indagar en las vidas de los viajeros.
Ese día se montó una familia española. La típica familia que llega a Washington y quiere visitar todo lo posible en poco tiempo. Frank sabe que por mucho que cojan un Uber para intentar acortar distancias, necesitarían al menos dos semanas para conocer una ciudad tan culturalmente inmensa como es la capital de Estados Unidos. La mujer y los dos hijos se sentaron en el asiento trasero y el padre se sentó en el asiento del copiloto.
Como si fuera un vendedor de un mercadillo de Estambul, Frank ya había deducido incluso antes de que pronunciaran palabra alguna que eran españoles. Es un don que tienen muchos de los que trabajan con clientes de tantas nacionalidades.
Frank no pudo evitar mencionar su tema estrella. De todas las conversaciones que tenía reservadas para entablar conversación, había una que siempre surgía cada día alguna vez.
— ¿Son españoles?, ¿les gusta el fútbol? -Preguntó Frank.
— Sí. Me gusta especialmente cuando juegan competiciones internacionales. -Contestó el padre viajero.
— Mi sobrino jugaba en un equipo español y ahora ha fichado por un equipo de la premier League. Se llama Isak. – Aseveró orgulloso Frank.
— Hombre, sí que lo conozco. Diría que es sueco y juega muy bien. Jugaba en la Real Sociedad.
El tío de Isak llegó a ese punto de la conversación en el que el orgullo familiar no cabe en el taxi. Para Frank, su sobrino es el mejor futbolista del mundo.
— Mi sobrino es muy familiar. Siempre se acuerda de sus padres e incluso muchas veces viaja a Suecia a verlos entre partido y partido. Dentro de poco, voy a una reunión de toda la familia y nos veremos. Hace tiempo que debíamos habernos reunido – murmulló pensando en las veces que dejó de ir a esta reunión. Pero esta vez todo sería diferente. El último año había hecho bastantes horas al volante y había ahorrado suficiente para el viaje.
El viajero iba comentando con su familia los datos que iba dando Frank y explicando lo poco que sabía del currículum del jugador. Los niños se enfadaron de no saber de quién se trataba.
Justo cuando iba a explicar lo que suelen preparar de cena en estas reuniones familiares el coche aparcó en el lateral de la avenida. La familia iba con prisas ya que el siguiente museo que tenían que visitar cerraba en apenas hora y media. Ya no estaban para entrar en menús familiares.
— Espero que le vaya bien el viaje a Europa. -comentó el viajero.
–Y yo… – contestó pensativo Frank.
Aquellos viajeros éramos mi familia y yo en nuestro viaje a Washington.
Aquí tienes la biografía del jugador Isak. Si vas a Washington y cuando os recoja un Uber os hablan de fútbol, preguntadle cómo le fue el viaje a Europa. Espero que bien y que os explique el menú.
Nota: Dibujo de cabecera realizado por IA.
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