Cuando era mucho más joven se pusieron de moda las películas de Karate Kid. El argumento era sencillo: persona normal que resulta ser un maestro del kung-fu, chico conoce maestro, maestro enseña a chico y chico triunfa (y se lleva la chica). Pues bien, me pasó todo esto en mi último viaje a Japón exceptuando la parte de la chica. En este post os doy las claves para ser un karate kid por un día. Eso sí, dejaremos las artes marciales para irnos al plano ornitológico. Vamos, que os convertiréis en el maestro de los pájaros.
Andaba yo por los fantásticos jardines Meiji Jingu. Un verdadero remanso de tranquilidad en medio de la locura de una ciudad como Tokio.
Un lugar donde lo único que se oía eran … los pájaros. Al llegar a la zona del lago vi un anciano que estaba mirando hacia el cielo. De repente, apareció volando un pájaro y se posó en su hombro de la forma más natural. Evidentemente detuve mi recorrido por el parque e intenté entablar conversación con el que sería mi maestro.
Si hay algo que debes de tener claro es que hay que ser muy optimista para pensar que un anciano hable inglés en Japón. Mi cara de sorpresa y admiración captó su atención e intentó decirme algo. Finalmente, entendí que pretendía sugerirme una postura determinada: el brazo extendido y los ojos cerrados como intentando buscar el karma pajarero.
Así lo hice como muestra la foto anterior. Mientras el anciano cerraba los ojos y emitía un sonido profundo sujetando un pájaro con la mano ahí estaba yo, con los ojos cerrados buscando la concentración máxima que exigía mi maestro.
Por desgracia, no vino ningún pájaro. Pero el anciano tenía soluciones para todo. Colocó algo en mi mano para hacer más fácil conectar con el mundo de los pájaros. Lo sé, es trampa pero la verdad es que lo que me puso debía ser algo preciado para los pájaros ya que en pocos segundos noté que pasó algo muy cerca de mi cara hasta que se posó en mi mano.
Mientras, el seguía corrigiendo mi postura de las manos. Un maestro perfeccionista e inconformista como mandan los tópicos…
Y allí estaba yo, en un país donde me era más fácil entenderme con un pájaro que con sus habitantes. Las clases continuaron y finalmente me enseñó la forma de dominar los pájaros sin necesidad de ningún elemento comestible que les atraiga. Conseguimos cosas como esta:
o esta…
El secreto: creo que quedará entre el maestro y yo…
¡¡Hola!!
Qué bien, me encantan esas fotografías con la pose donde se percibe toda la concentración para recibir al pájaro 😉 Bromas a parte, la verdad es que tuvo que ser una experiencia que seguro no vas a olvidar.
Un saludo. Luis.
Hola luís,
la verdad es que Japón siempre te reserva sorpresas en cada esquina. Nunca te imaginas como acabarás el día… 😉
Ahora me quedo intrigado con el secreto 🙂 Ya me contarás cuando coincidamos, que por otra parte espero que sea pronto.
Un abrazo 🙂
Hola Dani,
A ver si coincidimos pronto. Ahora voy bastante por Barcelona. Ya te contaré…
Que arte eso de mantener un pájaro en la mano.
¿Sabes que fue lo que te puso el maestro en la mano?
Llevo este blog: https://1000avesexoticas.com/ y me interesan mucho las cosillas y trucos sobre aves.
Un saludo.
hola @sonia. eso ya es para nota. yo ya estaba alucinando con los pajaritos y en lo que menos me fijé es en la comida. suerte con tu web!
Un genial artículo y bastante recomendable. Enhorabuena