Veníamos desde el mar y el navegador indicaba que Carcassonne estaba cerca. Era un viaje que se había inspirado en cuatro fotos mal contadas por internet y por tanto, había cierta curiosidad en toda la familia por saber que nos deparaba nuestro nuevo destino. ¿Serán cuatro ruinas medievales? o ¿habrá alguna callejuela de varios cientos de años?
— Papá, mira un castillo de Playmobil!
— Espera que paro el coche.
Pau, sin saberlo acababa de describir perfectamente Carcassonne. En realidad, ya desde la distancia su silueta es tan perfecta que lo primero que te viene en mente es un castillo de juguete. Salí del coche y ante mí había un campo recién arado que se extendía como una gran alfombra a modo de bienvenida.
Arranqué de nuevo pero a unos cientos de metros volvía a parar. Mi familia me miró con esa cara que ya es típica en los viajes: «¿es necesario parar de nuevo?». Pero cuando a uno le gusta viajar y encima es bloguero hay vistas que no puedes dejar de fotografiar. Y esta vez, la alfombra la formaban viñedos.
Llegamos al hotel, comimos algo y salimos apresuradamente para descubrir lo que había detrás de esas murallas. ¿me acompañas?
Breve historia de Carcassonne
Evidentemente un lugar como este pasó de mano en mano a través de los siglos. Que si lo conquista este, que si el otro se lo quita, ahora los cruzados vienen, etc… Total, que podría estar 3 páginas solo hablando de la historia con un «copy paste» de la Wikipedia. Pero os lo ahorraré al menos en esta página y para los más empollones aquí tenéis este enlace que habla de Carcassonne.
En realidad la ciudadela estaba bastante destruida no hace tanto. Pero en la segunda mitad del siglo XIX gracias a Eugène Viollet-le-Duc comenzó la restauración, la cual fue enfocada con un propósito monumental. Y podemos decir que lo consiguieron ya que fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 1997. El premio llegó tarde, pero llegó. Actualmente es un monumento nacional según el estado francés. No cabe decir que este título hace que sea uno de los lugares más visitados del país.
¿Es Carcassonne un destino recomendado para los niños?
Nosotros visitamos Carcassonne cuando mis hijos tenían 8 y 5 años respectivamente. Supongo que os interesa saber, sobre todo a las familias, si es un buen destino familiar. La respuesta es sí, pero con matices. Me explicaré. El atractivo de Carcassonne es precisamente lo que hemos visto hasta ahora: sus murallas, sus calles y su supuesto ambiente medieval. Ahora bien, por otra parte, no esperes lugares especialmente dedicados a los niños como un gran museo de la ciencia o multitud de parques con columpios.
Supongo que habéis estado en alguna feria medieval. Y si es así y a vuestro hijo le gusta ese ambiente, imaginad que Carcassonne es eso pero a lo bestia. Si ponemos puestos medievales en medio de una ciudadela casi en perfectas condiciones el resultado es Carcassonne. Por tanto, el secreto para disfrutar Carcassonne es simplemente pasear por sus murallas y sus calles imaginando historias de caballeros con plumas en el casco y caballos cuyas herraduras resonaban entre los callejones.
Las murallas de la ciudadela medieval
Evidentemente, uno de los focos de atención de Carcassonne se concentra en sus murallas. Una vez ante ellas, son imponentes. Y cada pocos metros de muralla se erige una torre llegando a un total de 52 en todo el recinto sumando un total de 3 kilómetros. En realidad hay una doble murallas. La más antigua es la interior y data de los siglos III y IV. La exterior fue construida posteriormente en el siglo XIII.
A base de muralla y contra muralla uno se hace a la idea del porqué era considerada una fortificación complicada de invadir. Intentabas superar la primera muralla y como se muestra a continuación, te encuentras otra todavía más alta. Para los amantes del futbol, mentalmente te debías quedar como si en el último minuto te meten un gol.
Como curiosidad, en este espacio o palestra en el siglo XVII se asentaron todos los indigentes de la ciudad. Un siglo más tarde se destruyó el asentamiento.
Cuando se abre una puerta entre torre y torre, casi todas las que vi son espectaculares y monumentales.
Y quizás las murallas son uno de los lugares que más se disfrutan los niños. Pequeños pasillos y callejones que de repente se abren a vistas espectaculares de toda la región.
Para los niños las murallas ofrecen un continuo juego de obstáculos con rampas y pasillos ocultos.
Hasta apuntamos con el arco imaginario por la aspillera o arquera.
El interior de la ciudadela
No penséis que Carcassonne son murallas o muros sin mas. El estado actual deja entrever muchos detalles de lo que fue la época. Este paso entre torres con una virgen en el muro justo cuando pasaba una paloma nos da la bienvenida al interior.
Allí dentro, cruzas la puerta y …
aparecen los estandartes, las tiendas, los muñecos con armaduras…. Los turistas que acuden en masa a la ciudadela forman un ambiente quizás demasiado denso para mi gusto que voy con niños pequeños.
La basílica de St. Nazaire
De vez en cuando, algún paso nos guía hacia nuevas plazas que nos dan un respiro de la multitud. En uno de estos, nos plantamos en la catedral.
En realidad lo de catedral fue un título que tuvo en el pasado y perdió en favor de otra iglesia. Ahora es una basílica.
Esas gárgolas…
Dentro, lo más impresionante para mí, son sus vidrieras.
Y es que antes no había internet ni televisión ;). Siempre me han impresionado estas historias contadas en cristal jugando con la luz.
Plazas y calles de la ciudadela
Como decía antes, de repente las calles se abren a plazas. Cualquiera de ellas supondría ese lugar único y especial de tantos pueblos que guardan como un tesoro. Aquí, no hay una ni dos, sino una infinidad…
Puestos de artesanía se distribuyen por muchas de estas plazas.
Y en muchas plazas hay su respectivo pozo: un tema fundamental cuando tienes que sobrevivir a asedios de semanas. Y alguna leyenda cuenta de tesoros escondidos en algunos de estos pozos. No sería la primera vez que se ha excavado alguno buscando preciados legados de la historia.
Toca irse a dormir. Nos retiramos de nuestro recorrido por la ciudadela atravesando de nuevo calles medievales…
La comida de Carcassonne: El cassoulet
Un apunte importante sobre qué hay que comer. No te puedes ir sin probar el plato típico de Carcassonne: el cassoulet. Es un guiso de judías con carne de varios tipos. Digamos que es el equivalente a la «escudella» catalana o al guiso híper-calórico de ciertas zonas.. y en nuestra visita es un plato útil, como no podía ser de otra forma, al tratarse de una fortaleza medieval que debemos seguir paseando.
Y un auditorio
A modo de bonus track, mirad el calendario de espectáculos antes de ir. Quizás encontréis alguno que se realiza en su imponente auditorio entre murallas.
Hicimos esta visita a Carcassone dentro de nuestro viaje al sur de Francia.
Maribel dice
Magnifico reportatge, tenia dudas pero creo que ya no tengo ninguna, proximo destino Carcassonne.
Muchas gracias
Mónica dice
Iremos para Navidad. Parece que hacen un mercado navideño bastante bonito. Sabeis algo sobre ello?
somos dice
Hola Mónica, no lo sé pero seguro que hay ya que si hay mercadillos todo el año me imagino que en navidad habrá seguro.
Santi dice
Como bien has dicho, la Ciudad medival es preciosa pero el resto de la ciudad deja muchísimo que desear: poco espacio en las calles para pasar con el cochecito del bebé, mucha suciedad y un pueblo poco dispuesto al turismo. Carcassonne solo es la muralla y la ciudad medieval, el resto, no perdáis ni un minuto. Hay algun puente, iglesia y monumento pero Nada más. Invertid un dia como mucho para Visitar los luagres que se descriuen en este post, después invertid el tiempo en otro sitio: como Colliure, un pueblo pequeño pero mil veces mejor.
somos dice
Hola. Es cierto. hablo de la ciudad medieval porque es lo único que visité. Por cierto, tengo el post de Colliure en el recorrido por Carcassonne…