Hace mucho tiempo. Tanto como años hace de mi primer trabajo. No se si fué por qué mi padre me vió un poco verde a los 17 pero acabé trabajando por primera vez en mi vida de … botones. Si mi padre prentendía que me espabilaran, lo consiguió.
Ahora, y desde la distancia, recuerdo aquellos tiempos sin evitar sonreir. Comenzar a trabajar de botones es como acelerar de 0 a 300 en pocos segundos. Pasaba de la traquilidad y comodidad absoluta de no haber trabajado en mi vida a tener que luchar en el día a día con personajes de todo tipo. Y en un gran hotel, os puedo asegurar que el muestrario de personajes es muy, muy extenso.
El otro día, no se porqué, me acordé de esta etapa de mi vida y realmente en unos meses de trabajo en un hotel se pueden recopilar infinidad de anécdotas y experiencias que he decidido publicar. Estas, aparecerán publicadas en la categoría «Yo botones». He cambiado el nombre del hotel y de los personajes por razones evidentes.
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