Acabamos la reunión sobre las 6 de la tarde. Habían sido tres días de intenso trabajo y el señor Toi volvía a Japón al día siguiente. Generalmente en estas situaciones el último día de estancia se suele acompañar a los clientes a realizar alguna visita informal a la ciudad más cercana y a comer en algún restaurante típico.
Llegamos a Tarragona a falta de pocos minutos para las 7. Septiembre es uno de mis meses favoritos y en Tarragona hay una luz especial (como dicen los Tarraconenses).
Evidentemente, cualquier ciudad española a las 7 de la tarde de un mes de Septiembre es un festival de actividad (y magnificado si las fiestas locales estaban cerca). Famílias paseando, niños jugando, …
El Sr. Toi callaba pero miraba con sorpresa la gente sentada y disfrutando de la tarde. Estuvo pensativo el resto del paseo …
A la hora de la cena, y después del primer jamoncito salió el tema del trabajo y los horarios. Recordó en ese momento lo visto durante la tarde. No comprendía esa actividad festiva y de repente confesó que todos sus amigos estaban casados…
Me sorprendió el cambio de tema, pero esa escueta frase escondía una verdadera queja formal.
-Yo entro a trabajar por la mañana a las 7 y salgo a las 8 de la tarde. Soy de los primeros en salir… Algunos compañeros salen a las 11 de la noche …
En esas circunstancias, evidentemente no hay forma de hacer vida fuera del trabajo (conocer gente, salir a divertirte, etc.)
Japón es un país avanzado. Sin embargo ha costado mucho tiempo que algunas empresas rompan la dinámica de «mi vida es la empresa» y algunos Japoneses les sorprende que en otras culturas haya vida más allá del trabajo…
Recuerdo las palabras de un directivo occidental de una empresa Japonesa:
-Tenemos suerte que esto sea una isla ya que si vieran como es la vida laboral en otros países se llevarían una verdadera sorpresa.
Deja una respuesta