Viaje a Cádiz. Primeras impresiones

     Durante cuatro días he realizado un viaje a Cádiz en el que un grupo de blogueros hemos podido conocer las maravillas de esta tierra. Me gusta escribir «en caliente» un post sobre el viaje ya que la memoria tiende a divagar y olvidar, pero las experiencias siempre están compuestas por una linea de pequeños detalles y el blog es el medio en el que trato de hilvanarlos.

     Ahora no participo en blogtrips por prioridades en la inversión del tiempo: definitivamente la familia es la que me divierte y si no viajamos todos no mola. Y mira que me gusta cambiar la ropa habitual de un día de trabajo por el traje de bloguero con las botas y pantalones marrones igual que cuando Indiana Jones cogía el látigo y sombrero para ir a buscar tesoros. Efectivamente, esta vez el tesoro era muy preciado como para no tenerlo en mi vitrina de trofeos viajeros que es este blog.

     En sucesivos post comprobaréis porqué me refiero a esa maravillosa tierra como un tesoro. Y he sido afortunado de no obtener únicamente una tacita de plata como regalo. El saco de recuerdos está repleto de experiencias que la organización ha sabido seleccionar para nosotros y he intentado disfrutar cada segundo. Y no solo hablo de paisajes impresionantes (que los ha habido) sino de una conversación con un ex-hermano mayor de una cofradía, un pescador de atún rememorando aquellas «levantás» con atunes gigantes, un innovador que triunfa con su chocolate en Nueva York o unos jóvenes emprendedores que intentan revolucionar el mundo de las aplicaciones de turismo para smartphones. Gracias a vosotros, Antonio, Luís, Nadia, Pedro… y una larga lista de nombres que harán que recuerde esa experiencia de una forma especial. Ha sido un viaje a Cádiz y a una tierra de «buena gente» con un acento en el habla tan especial como el de  algunos familiares míos que ya no están.

     Y yo sé que permanecerá el recuerdo de esta experiencia ya que escribiendo estas líneas se dibuja en mi cara esa media sonrisa mezcla de vivencias, complicidades, música … Esa sonrisa para mí es el efecto WOW que nos explicaba Pedro cuando creaban sus chocolates y que era el filtro necesario para que se comercializasen. Para mí, es esta sonrisa la que delata que una experiencia tendrá un rinconcito en mi corazón viajero.

     Y no puedo dejar de citar a mis compañeros del viaje a los atardeceres infinitos de Cádiz. Ha sido un placer viajar con Jesús (mi influencer de risas), Carol (de las tierras del vino), Constanza (seguro que tendrás muchos más followers pronto), Miguel (suerte con tus proyectos que los sueños están para cumplirlos), Irene (siempre es necesario un profesional en el grupo) y Jose Alejandro (el trabajo con mimo y amor siempre tiene recompensa). Y gracias especialmente a unos organizadores que nos han cuidado tanto. Sois aparte de muy grandes los únicos responsables de un blogtrip que han despedido a sus integrantes cantando. Y es que Cadiz es así: Cadiz se siente.