El pulso se le aceleraba progresivamente a medida que caminaba por el estrecho corredor. Era la hora del almuerzo y su estómago se lo recordaba con fuertes dolores, no producidos por deseo alguno de comer sino por los nervios de su reválida diaria. Sus pasos hacían eco en el pasillo y poco a poco se comenzaba a oír el murmullo del comedorPasó por la celda abierta del último … [Leer más...] acerca deHora de comer en Alcatraz. Diario de un guardia de seguridad