Como aparece en el apartado Quien es SOMOS de este blog, soy ingeniero. Y el hecho de realizar proyectos de ingeniería hace que no los puedas vender al lado de tu empresa, sinó que posiblemente sea en algún lugar del mundo. (y en parte gracias a eso tengo un blog predominantemente viajero)
Uno de estos lugares ha sido Japón. La reunión en cuestión era un proyecto de colaboración (yo hago una parte y tu la otra) para un proyecto relacionado con el sector de la automoción (y hasta aquí puedo leer).
La reunión fué bien. Acordamos un protocolo de comunicación para una parte del proyecto. Y es al final cuando vino la sorpresa.
Nos obsequiaron con un regalo. No fué una botella de vino o algún licor japonés. No fué artesanía japonesa. No fué nada que pudiera imaginarme.
Nos obsequiaron con el siguiente «juguete».
Sí. Es lo que parece. Es un barrilete pirata. Total, que acabamos pinchando con las espadas el barrilete hasta que perdía el que hacía saltar al pirata.
Te imaginas como puede acabar una reunión, pero como acabó esta, nunca me lo hubiera imaginado. La verdad es que estuvimos un rato pinchando al pirata y riéndonos.
Nota: Con el tiempo te preguntas si había mensage subliminal en el juguete en cuestión. O cumplís con vuestra parte del proyecto en plazo o os agujereamos como al pirata…….
Pues No. La explicación es que son así. Les hace gracia este tipo de «juguetes». Sin segundas lecturas ni dobles fondos… espero.
consuelo dice
Quee Original ¡¡¡¡