Hoy me he enterado del fallecimiento de Enrique Meneses. Rápidamente mi mente ha viajado un año hacia atrás en el tiempo hasta Noviembre de 2011 cuando tuve el placer de recibir una lección de un gran viajero. Hasta ahora no había publicado nada de esta conversación ya que en ningún momento se habló de que sería una entrevista y quise que se quedara en lo estrictamente personal. Simplemente era una charla de maestro a aprendiz. Sin embargo, hoy que el mundo del periodismo viajero está convulso me gustaría dar cuatro apuntes del trato que me dispensó para poner sobre la mesa el talante de la persona que nos ha dejado.
Soy ingeniero de profesión y por desgracia mi bagaje en temas periodísticos o historia del periodismo deja mucho que desear. Por eso, el hecho de recibir un correo de un tal Enrique Meneses no concentró más atención de lo normal. El correo indicaba de una forma escueta:
Cree la revista Los Aventureros y quiero hablar contigo de viajes de ventura
Evidentemente, al leerlo lo primero que hice fue irme a la red a buscar quien era esa persona. Cuando vi que una de las referencia venía de la wikipedia me hizo ser consciente de que alguien especial se había situado en mi camino. Leí con ojos como platos su biografía y no entendía el porqué de su correo hacia un humilde bloguero como yo. No soy periodista ni gran aventurero. Le contesté atentamente y me propuso con total naturalidad quedar en su casa para hablar.
Lo ideal es que vengas por casa (yo voy con silla de ruedas y es un follón)
Esta es una de las cosas que quizás me he arrepentido más desde el punto de vista bloguero. No supe lanzarme e irme a Madrid a hablar con Enrique. Sin embargo, quedamos una tarde de Sábado para conversar telefónicamente.
Ese dia estaba con Herminio, quien ha escrito varios post en este blog. Llamamos con el escepticismo de no saber que tipo de persona habría al otro lado de la línea. Las dudas desaparecieron rápidamente. Si no es porque en su biografía indicaba que tenía ochenta y tantos era imposible de deducirlo. Su energía y vitalidad escondían sus carencia físicas.
Hablamos más de una hora de periodismo y viajes. Fue el primer fotógrafo extranjero infiltrado en la guerrilla de Fidel Castro en Sierra Maestra, con los que convivió cuatro meses. Nos explicó su aventura africana de ida y vuelta de Egipto a Ciudad del Cabo. Escuchar a una persona que ha cubierto la muerte de Kennedy, la marcha sobre Washington o corresponsal de guerra en tantas ocasiones fue un auténtico privilegio.
Después de explicarnos el último proyecto en el que estaba inmerso que era Utopia TV (rodeado, como siempre de gente joven) nos despedimos y quedamos para una próxima ocasión. Por desgracia no volvimos a coincidir. Os emplazo a revisar su biografía para ser conscientes de la figura y perfil viajero de Enrique. Nunca sabré -no se lo pregunté, porqué contactó conmigo. Simplemente nos encontramos.
Por todo ello, me gustaría acabar con un «gracias Enrique» por ser haberme permitido conversar un rato contigo, ser tan cercano, permitirnos aprender y ahora en perspectiva, tener una de las mejores experiencias bloguero-personales en aquella tarde de Noviembre. Descanse en paz.
Aquí os dejo un recopilatorio de fotografías suyas que retratan algunos de los momentos fundamentales del siglo XX.
herminio dice
Hola,
Recuerdo perfectamente aquel día, la conversación y el ímpetu que ponía Enrique cuando nos explicaba el «nuevo» proyecto que estaba lanzando…con ochenta y no se cuantos años!!
Yo también quiero unirme a este pequeño homenaje en su recuerdo…
ahoratocaviajar dice
Si nosotros hubiéramos llegado a recibir un correo de Enrique Meneses como el que mencionas nos habriamos caído de culo al suelo. Es muy meritorio que alguien como él se acerque a un blog como el tuyo (que de humilde tiene poco, bajo nuestra particular opinión, claro). Y es meritorio porque indica que era alguien con la mente muy abierta, atento, curioso.
¡Lo que te pudo llegar a transmitir en esa conversación telefónica!
Puedes estar orgulloso de por vida.
Gracias por compartirlo
somos dice
Realmente fue un placer hablar con él. Como te digo, me arrepiento de no haber ido a su casa a hablar con tranquilidad. De todas formas, una gran experiencia personal. Tener su edad y con la energía que tenía era una verdadera lección.