Aquella noche en el momento de acostar a mis hijos pequeños les prometí ir a la luna al día siguiente. Ellos, boquiabiertos me dijeron que nos les dijera mentiras. Yo, insistí…
– Sí, mañana iremos a ver la luna.
Y es que visitar el parque nacional de Timanfaya en nuestro Lanzarote con niños supone poder disfrutar de uno de los paisajes más increíbles que se pueden ver por estas latitudes. Este parque de la red nacional de parques nacionales es el único eminentemente geológico. La erupciones volcánicas entre 1730 y 1736 y en 1824 moldearon su paisaje carente de vegetación pero suplido por una gran variedad de tonalidades de sus rocas.
Ya la entrada quizás es una gran descripción del lugar…
En los lugares donde la naturaleza es la protagonista, las colas aparecen como en un concierto de rock.
Después de un rato, llegamos al párking donde pudimos dejar el coche. Desde el primer momento me sorprendió la gran variedad de colores que presentaba el paisaje. Los minerales tiñen las montañas de colores y los coches rojizos del parking casi que adquieren el color del paisaje.
Al llegar al centro de visitantes, éste se esconde entre las rocas. Está claro que la roca es la protagonista. Todos intentamos tocar alguna, incluido Pau que pocas veces estará en la luna…
Sin embargo, mis hijos no sabían que estaban a punto de ver uno de los principales espectáculos de Timanfaya con niños. El calor del subsuelo calienta rápidamente el agua que sale expulsada a presión…
Aunque para Pau y David la explicación era más simple. Para ellos, debajo nuestro había una ballena que es en realidad quien echaba el agua.
Cogimos el autobús para recorrer el parque (único medio posible) y adentrarnos de lleno en el paisaje lunar.
La carretera se enreda entre las rocas…
Por suerte nos sentamos en la primera fila del autobús y pudimos hacer fotos con más facilidad.
Lo bueno de Timanfaya es que cualquier foto que hagas es bonita. El paisaje cambia de color con el paso de las nubes y van cambiando las tonalidades del terreno.
La siguiente foto es demostración del juego que mantienen las nubes con las montañas. La sombras hacen que las tonalidades cambien continuamente.
Seguimos el recorrido admirando simplemente las piedras de colores…
Cuando no eran los colores, eran las formaciones que al azar creaban formas extrañas.
Y los niños que no pueden evitar parar en esas zonas de arena roja para jugar.
Pau estuvo un buen rato en este mar rojizo jugando. Y así acabó de pasar el día; entre rocas y piedras de colores.
Timanfaya es un lugar singular. Sin duda lo recomiendo con niños o sin ellos. Pocas veces tendrás la ocasión de visitar la luna o el país del fuego, y menos jugar en él.
Valle dice
Impresionantes las fotos.
Viví un tiempo en Lanzarote y sin duda alguna me encantaría volver a hacerlo. De Canarias, es con diferencia mi isla preferida.
Un saludo!
somos dice
@Valle, pues si has vivido allí, tu opinión es importante. Yo estuve pocas horas en la isla pero me he quedado con ganas de volver.
Domingo Castro dice
Sin lugar a dudas Nuestro Señor y Creador del Universo, Jehova de Los Ejércitos, Nos ha regalado en cada rincón del nuestro planeta un lugar especial para que podamos disfrutar de su majestuosa Obra de arte.
alicia dice
donde puedo comprar las entradas para mis hijos y para nosotros. me gustaría este tipo de excursión más adaptado para ellos gracias
somos dice
Hola. Porqué tipo de excursión preguntas? por la de dentro del parque nacional?