Cuando uno entra en una explanada mundialmente famosa como la de Pisa el lápiz comienza a temblar. Lo dibujarías todo. Es igual que mi hijo cuando entra en la tienda de juguetes cuando le resulta imposible elegir uno. Siempre acabamos igual, con los juguetes en el suelo ya que no dan a basto sus cortos brazos.
Además, diría que fue mi primer síndrome de Stendhal. Mi primera visión hace muchos años en un viaje final de curso en el instituto de aquellos edificios blancos sobre fondo verde me dejó paralizado durante unos segundos.
Por tanto, la vuelta el año pasado podemos calificarlo como un reencuentro que se tenía que producir. A diferencia de la primera ocasión, esta vez llegué con una familia y una afición que por la época del instituto nunca me hubiera imaginado: el dibujo. Esto es lo que salió aquella mañana entre paseo, juegos con mis hijos en el extenso césped y alguna visita fugaz a los monumentos. Espero que os gusten y pensad que se realizaron muy rápidamente sin más pretensiones. Ni siquiera la de ser publicados en este blog.
El baptisterio es lo primero que te encuentras cuando entras en la plaza amurallada. Es el más rápido que hice. Ya estaba pensando en el siguiente, y el siguiente…

Este dibujo, aunque no tiene las proporciones adecuadas y los detalles han sido realizados muy rápidamente seguramente me permitirá dibujar con bastante seguridad la versión final que espero hacer algún día.
La catedral. Estuve jugando con mis hijos delante y cuando se despistaron un rato, debido a una pelota que rondaba por allí…

Un grupo de niños estaban cerca. De momento soy incapaz de dibujar a los míos (vería tantos defectos al dibujo…). Quizás algún día lo intente. Pero, es curioso que mientras los adultos miramos los monumentos, los niños se fijan en la extensión de césped como lo más llamativo del lugar.

Al fondo a la izquierda, y no son las indicaciones para ir al baño, está la majestuosa dama: la torre de Pisa. Ha decidido inclinarse para darnos la bienvenida. Comencé con el primer piso, pero lo dejé. Tenía otras cosas más importantes que hacer. Tumbarme boca arriba y mirar…

Por cierto, uno de los muchos fallos de este dibujo es que la puerta es más pequeña que la real, pero bueno, ahí queda… entre tú y yo.
Es lo que pasa en muchas ocasiones… que aunque tienes ganas de ponerte a dibujar las cosas, las ganas de disfrutar de ellas, dejarte llevar por su belleza hace que no lo hagas. A mí me pasa algunas veces incluso con la cámara de fotos que es mucho más rápido. Pararse y mirar, sólo mirar y disfrutar, sin lápices, sin obturadores, sin reloj!
De todas formas, ¡vaya con tus dibujos rápidos! ;-P
es cierto, y lo peor es la cámara de video. Te das cuenta que estás viendo algo único a través de un pequeño visor. Tanto viajar, para acabar así…
Fíjate… yo sin embargo dibujaba mucho más en la época del instituto y la universidad que ahora… Como ya te dije, a ver si lo retomo. Me gustan estos dibujos rápidos. Sobre todo el del niño.. ha quedado muy bien!
a ver si fundamos el club de los viajeros dibujantes… xD
Me encantan! A mi me gustaría tener ese don de rapidez del que carezco. A mi me gusta pintar pero tardo un tiempo en hacer algo. El saber coger la esencia de un lugar de forma tan rápido y expresarlo con un lápiz, no es fácil.
Un saludo!