Hay ciudades que son generosas con los peatones al menos una vez por semana. La ilusión dura unas horas, como en el cuento de la cenicienta, y cuando se llega a la hora límite todo vuelve a la normalidad.
Estas horas especiales consisten en liberar de coches algunas calles emblemáticas y dejar que los peatones las invadan.
Esta buena práctica la he visto en ciudades como Roma, que los Domingos cierra a la circulación la avenida que lleva al coliseo y transcurre al lado del foro. Da gusto ver a la gente ir en bicicleta, paseando o estudiando información del coliseo que están a punto de visitar.
Otro reciente ejemplo que he visto es el de Ginza street en Tokyo. Se puede decir que es la calle más glamurosa de la ciudad, llena de tiendas de lujo y que los fines de semana por la tarde «se deja pasear».
Aquí tenéis algunos ejemplos:
Otro lugar emblemático que aún sin cerrarse a la circulación, es completamente invadido por los peatones las 24 horas del día. Da igual que la calle no se cierre a la circulación. Los peatones mandan…
Es Times Square. Donde nunca se duerme.
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