Llegó la hora de comer en mi primer día de botones de hotel. Llegué al antiguo comedor de empleados. Allí no existía el amplio surtido del buffet de los clientes. De todas formas, me cantaron las opciones del día.
– Ummm!! canelones entre las opciones a elegir. Recordé que bien los cocina mi madre y me fué imposible resistir la tentación.
En el momento de hacer el pedido, algunos de los camareros que estaban comiendo y que no habían levantado la cabeza hasta ese momento, dejaron de comer súbitamente. Uno de ellos, yo diría que el mayor, se levantó y se acercó a mí.
– Chico, nunca, nunca pidas los canelones.
Solo me faltó decir amén. No me atreví a preguntar el porqué de esa afirmación, pero inmediatamente cambié el pedido. Desde ese momento, y aunque sé que no todos los establecimientos son iguales, suelo no pedir los canelones o comidas que tengan carne picada.
Nota: la leyenda urbana de los canelones dice que como éstos contienen carne picada se realizan con las sobras de los platos de los clientes. Muchas leyendas urbanas no son ciertas, pero aún recuerdo las palabras de aquel camarero mayor …
En este enlace tienes todos los artículos de la serie «yo, botones»
geminisdespechada dice
jooo no me digas eso que yo los pido muchas veces.. arggg
loli dice
pues ok
loli dice
jo buscaba algo mejor expresado