En mi último viaje a Marruecos gran parte de los tweets estuvieron relacionados con el partido de fútbol Barcelona-Madrid. Por eso me he decidido a escribir un post sobre este tema ya que nunca había comprobado como se vive un evento de este tipo desde fuera de España.
Antes del partido.
En los bares de España existe la típica pizarra donde se anotan a mano los partidos que se pueden ver esa tarde. Fuera de España, en Tánger, una pizarra es demasiado sencillo. Mejor un cártel con infografía digna de los grandes eventos.
Está claro que se espera con impaciencia el momento del partido. Otra muestra del interés de la gente en el partido lo pude apreciar dentro de una empresa que estuve. Nunca había visto utilizar el propio mobiliario de la fábrica para la porra de resultados.
Durante el partido
El primer síntoma de que había comenzado el partido lo pude observar al salir de trabajar ese día justo minutos antes de que comenzase el clásico. Desde el triste atentado de Marrakech había un control por el que pasaba cada día. Hasta ese momento siempre había entorpecido el tráfico. Esa tarde los agentes habían decidido acabar el turno de trabajo antes de tiempo. El partido bien merecía la pena.
Al llegar a Tánger, fue absolutamente imposible encontrar aparcamiento en la zona del paseo marítimo. Alrededor de 20 minutos dando vueltas para acabar mal aparcando. Entramos a un bar en el que había servicio de seguridad a la entrada. Entendimos que no estaría tan abarrotado como los otros de libre entrada. Una vez dentro, el ambiente estaba caldeado. Se podían diferenciar los Barcelonistas de los Madridistas. He de decir que en general los seguidores del Barcelona son mayoría y me sorprendió muchísimo que animaran a los equipos en español:
– Venga, vamos – gritaba el marroquí de al lado mío.
Me comentó un colega marroquí que eso viene de todos los años que veían los partidos en Español en los canales que «pillaban» de España. Ahora lo ven en Al Jazeera. Ni en el bar más abarrotado de mi pueblo tiene el ambiente que hay en los bares de allí. Aquí gritamos los goles. Allí cualquier lance del juego. Espectacular.
Después del partido.
Cuando acabó el partido fue difícil conciliar el sueño. Coches y pitos por las calles hasta altas horas de la madrugada.
Ya en el avión de regreso en viernes se sentó a mi lado un Marroquí de aspecto árabe y complexión robusta. Gritaba en árabe continuamente al hablar con otras mujeres que iban con él. De repente, se giró y preguntó con tono sobrio.
– Y la final del Barcelona en la copa de Europa ¿que día es?
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