Posiblemente nadie hubiera imaginado que la villa de pescadores que era Cascais se convertiría en un polo de atracción de artistas en la década de los 30. Y menos aún, que concentraría las miradas de la sociedad cuando la alta alcurnia portuguesa comenzó a viajar a sus tranquilas playas. Algunas familia reales europeas, incluyendo la española en el exilio, así como aristócratas de todo el mundo eligieron Cascais como una parada obligatoria en su apretada agenda.
¿Porqué Cascais?
Cascais es un lugar estratégicamente situado a tan solo unos 25 kilómetros de Lisboa. Podemos llegar en tren a la capital desde Cascais y por tanto es un lugar tranquilo que puede servir de base desde donde poder visitarla. En muchas guías recomiendan Cascais como una visita a realizar por los turistas alojados en Lisboa. En cambio, me atrevo a recomendarla como un lugar para estar alojados y realizar las visitas a Lisboa desde aquí. Para una familia con niños es una buena opción al tener playa y lugares tranquilos tan cerca y alejados de la bulliciosa gran ciudad. Además, hay que recordar que la buena conexión aérea con Lisboa aumenta la probabilidad de considerar este destino.
Todo recorrido por Cascais comienza en la plaza del ayuntamiento.
En el centro, la estatua de Don Pedro preside la plaza. Pau y David se debían preguntar quien es ese señor teñido de color verde…
El ayuntamiento presenta unas interesantes cerámicas que captaron nuestra atención. Auténticos lienzos en las paredes de la casa consistorial.
Desde la misma plaza se puede ver una playa con el puerto de pescadores al fondo. Estaban haciendo un castillo de arena, por lo que ya tuvimos entretenimiento un buen rato. 😉
Al estar el ayuntamiento a pie de mar, decidimos recorrer un poco la costa. Un gran paseo es el conocido por el «paredao» o caminar los tres kilómetros que unen Cascais y Estoril.
Un amplio paseo peatonal llega al palacio de Seixas que corona la pequeña bahía.
En esta panorámica os haréis una mejor idea de la costa que debían tener los descubridores que partían de Lisboa hace años. Haz click para verla ampliada:
Lo que hay en primer plano son todos los utensilios de los pescadores. Afortunadamente aún no ha perdido parte de su esencia como villa pesquera.
Una vez recorrida la parte costera del centro, decidimos adentrarnos hacia el interior. Allí nos esperaban algunas callejuelas…
y calles peatonales.
Es evidente la influencia del turismo en el aspecto de la ciudad debido a la cantidad de pequeños comercios y locales de hostelería.
Uno de los locales recomendados de la ciudad es la heladería Santini. Lleva más de cincuenta años alegrando la vida a los turistas y residentes. Probamos sus magníficos helados y son especialistas en todos los realizados a base de frutas.
Las calles se empinaron un poco para salvar una colina tras la cual volvió a aparecer el mar. En esta zona de Portugal cada playa es mejor que la anterior.
La siguiente foto, en versión panorámica la tengo entre mis favoritas del viaje… (haz click de nuevo para ver la panorámica completa)
Cada vez que la veo, me entran ganas de darse un baño o simplemente sentarme en esas rocas a leer un libro. Desde esta zona, las terrazas elevadas son un espectáculo.
En un blog como este, en el que dibujo de vez en cuando, siempre fotografiamos cualquier parada de pintores que nos encontramos en nuestros viajes.
Volvimos a bajar en dirección al centro. Pasé por delante de hoteles que explican porqué es buena idea alojarse en Cascais. Viendo la foto del siguiente hotel, ¿no te quedarías unos días en él?
Otra plaza con encanto se cruza en nuestro camino.
Y de nuevo llegamos al paseo marítimo. Allí, pasamos el resto del día. Los niños corriendo paseo arriba y abajo, jugando con la arena y sus padres (nosotros) sentados en un banco dejando pasar las horas.
Aparte del paseo por Cascais, esta ciudad nos ofrece otros atractivos culturales que por tiempo no pudimos visitar. Entre ellos, cualquier recorrido por la ciudad podría incluir:
– Iglesia de Nossa Senyora dos Navegantes. Es una iglesia del siglo XVIII que sobrevivió al terremoto del 1755.
– Museo do Mar. Partiendo del Jardim da Parada se puede visitar este museo. Si atraviesas el parque se puede visitar el Palacio dos Condes Castro Guimaraes, actualmente transformado en museo.
– Marina de Cascais. Un lugar donde se tiene una maravillosa vista de la costa.
– Parque Marechal Carmona con interesantes especies de árboles y un mini zoológico.
– Centro cultural de Cascais, donde podrá admirar una de las muchas exposiciones que allí se encuentran.
– El museo municipal se encuentra en el Palacio de los Condes Castro Guimaraes.
– El museo «Casa das Histórias de Paula Rego» dedicado a la pintora portuguesa Paula Rego.
– La ciudadela o fortificación que defiende la ciudad.
Nota personal: Visitamos Cascais en Noviembre de 2013. Pau y David tenían (y tienen en el momento de escribir este post) 4 y 6 años respectivamente.
Concepcion dice
Los comentarios ayudan muchísimo a los viajeros.
Gracias