Durante mis viajes, lejos y no tan lejos, he podido ver intentos para convertir espacios que parecían destinados al olvido en otros que se han convertido en algunos casos en espacios emblemáticos del lugar. A todos nos vienen en mente lugares como Bilbao y la recuperación de su zona industrial, Barcelona con su antes y después de las Olimpiadas, etc. Pero fuera de nuestras fronteras hay lugares que son ejemplo para otras ciudades de cómo convertir un espacio en algo destinado ha disfrutar y propagar la cultura. Uno de los que más me ha impresionado es High Line en Nueva York. En este post hablaremos de su historia. Por cierto, no es la primera vez que nos centramos en una pequeña parte de Nueva York. En su día hablé de la Quinta Avenida y hoy vamos con otra pequeña parte. Pero es que Nueva York esconde mil historias.
Historia del High Line
Inicialmente sobre mediados del 1800 los trenes distribuían la comida al sur de Manhattan. El principal problema es que lo hacían a través de vías construidas a nivel de calle. Por ello, ser peatón en aquellos tiempos en Nueva York era un deporte de riesgo. En el 1910 murieron 540 personas atropelladas por trenes.
A partir de los años veinte, la compañía de trenes contrató jinetes que iban delante de los trenes. durante unos veinte años la «west Side cowboys» patrulló la décima avenida llevando unas banderas rojas para avisar de la presencia de los trenes.
En el 1933 se recorrió el primer tramo elevado del High Line que por aquel entonces se llamó el «west Side elevated Line«. Este paso elevado facilitó mucho la distribución de comida con fáciles accesos a la empresas como por ejemplo la National Biscuit Company que ahora es donde se haya el Chelsea Market.
Fue ya en los años 60 y 70 cuando comenzó a menguar el uso de esta línea debido a la presencia de los camiones. Una sección de la High Line fue demolida en los 60. El tráfico paró por completo sobre los años 80 y se comenzaron a oír las primeras voces que demandaban su total demolición.
Sin embargo, en los años 80 llegaron las primeras sugerencias para reutilizar la estructura que quedaba en pie. Pero el aspecto de la estructura era cada vez más lamentable y hasta el alcalde Giuliani firmó la orden de demolición como una de sus últimas decisiones en el cargo. Algo sucedió que fue la semilla de la salvación. Y es que algunos de esos críticos vieron que un jardín de flores silvestres comenzaba a florecer en el abandonado High Line. Se fundó entonces la asociación sin ánimo de lucro «Amigos del High Line» para preservar ese espacio que estaba floreciendo de forma espontánea.
Ya en el año 2003 se abrió un concurso de ideas para ver qué uso darle a la línea a la que se presentaron un total de 720 de 36 países. Algunas de ellas eran tan extravagantes como una montaña rusa o una piscina de kilómetro y medio.
En los años 2004 y 2006 y con el apoyo del alcalde Bloomberg y el ayuntamiento en general, se propuso una zona a modo de parque público. Intervinieron estudios de arquitectura, estudios de diseño y expertos en flora para transformar el High Line.
La compañía de transportes donó la propiedad de la estructura al ayuntamiento y tres años después, en Abril de 2006 la primera sección del High Line fue abierta al público. En 2009 se fundó la High Line Art y cada año se decide qué obras se van a producir.
En el 2014 se abrió la segunda sección del High Line. Actualmente tiene una longitud de 1,45 millas y más de 500 especies de plantas y árboles están presentes a lo largo del recorrido. Tiene entrada gratuita para todo el mundo.
Visitando el High Line
Fue en el año 2016 mi primer contacto con el High Line. Este es el recorrido que está en pleno barrio de Chelsea. Podemos decir que discurre paralela a las 10a. avenida entre la calle 30 y la 14 oeste. Justo en la mitad, en la calle 20 tenemos un acceso.
Una de las cosas que sorprenden es que realmente es un lugar de relax en pleno Manhattan. Ya en la entrada la gente se siente en las escaleras.
Una vez en el recorrido es una sucesión de espacios cada uno con su propia identidad… y plantas. Hay zonas muy amplias en algunos sectores.
En otras zonas, se estrecha aunque siempre hay una presencia de plantas que forman parte del recorrido. Sin pretenderlo, fui creo en una de las mejores épocas del año para disfrutar del recorrido: la primavera.
Todo está muy cuidado y si os fijáis por ejemplo en los detalles hay mucho que ver. En la siguiente foto se muestra cómo han mantenido el espíritu de la High Line como era la vía del tren pero integrándolas en la nueva vía.
Y como he dicho anteriormente, el High Line es una oportunidad para ver obras de todo tipo.
Hay algunas muy evidentes como muestra la anterior fotografía. Pero también hay otras muestras más sutiles.
No hay que olvidar que vamos caminando por una vía «alta». Es decir, entre rascacielos y rascacielos tenemos zonas que podemos ver el paisaje como si fuera un balcón privilegiado.
Y lo que decía de pasear entre rascacielos.
De cara al final del recorrido parece que las vistas nos vuelven a recordar los orígenes.
En definitiva, os aseguro que si paseáis un día de primavera con cielo despejado es uno de los mejores paseos que podéis hacer en Nueva York. También podréis mezclaos por uno de los paseos que a los propios neoyorquinos más les gusta.
Bonus track
Y también deberíamos hablar de otros ejemplos de espacios recuperados y que ampliaremos en el blog.
- Bilbao. Estuve recientemente visitando Bilbao. Y esta ciudad es un esfuerzo de recuperación que va más allá del Guggenheim y en realidad es la recuperación de la ría del Nervión lo que creo que ha dinamizado la ciudad. Esta semana estuve viendo por la tele un concurso de saltos delante del museo. Hace unos años, esto hubiera sido imposible.
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