Hubo un hotel en tiempos convulsos sobre el que se escribieron mil historias mientras que otras tantas quedaron para siempre olvidadas en la mente de los espías que allí se alojaron. De aquel tiempo, al Hotel Palacio de Estoril se le recuerda como el hotel de los murmullos.
Portugal en la segunda guerra mundial jugó un papel teóricamente neutral. Por ello, fue el lugar donde mucha gente se alojó buscando esa neutralidad, así como el punto de encuentro de espías de uno y otro bando. El hotel Palacio fue el cuartel de los aliados y «amigos» de éstos. Aunque con tantos agentes dobles o triples seguro que no se fiarían mucho del vecino de habitación.
En Costa de Estoril tuvieron lugar las andanzas del espía triple Dusko Popov. Mira que es difícil ser espía doble como para ser triple. Pero este espía es famoso por ser el que inspiró al mismísimo Ian Fleming para crear el famoso personaje James Bond. De hecho, no tuvo que hacer un gran ejercicio de imaginación ya que cuentan que se le vio en más de una ocasión al propio Fleming, también agente, con él yendo a algún que otro bar.
Y allí, cerca del hotel Palacio, estaba el casino de Estoril donde las apuestas hacían saltar la banca y donde nuestro espía Popov mostraba sus habilidades jugando al Black Jack. Se dice que el propio Fleming fue testigo en una ocasión de una apuesta que hizo Dusko de cuarenta mil dólares para alardear y que el otro jugador se retirara en una partida de baccarat. Este hecho inspiró a Ian Flemming para escribir su primera novela, Casino Royale.
En estos pasillos del Hotel Palacio, posiblemente más de una persona lo recorrió con paso ligero dispuesto a pasar el último teletipo deseando que fuera una información que ayudara a desequilibrar el conflicto.
Me puedo imaginar esos salones alumbrados por lujosas lámparas llenos de gente de todas las nacionalidades murmurando y mirando de reojo al resto con desconfianza.
Y nuestro precursor de 007, Dusko, hablaba con unos y con otros entre partida y partida de Black Jack encontrando siempre un momento para pedir un martini Vesper al que conocen como estilo James Bond. Por supuesto, agitado y no revuelto. Una bar enmoquetado y oscuro en cuya barra seguro que se produjo más de un romance.
La realeza convirtió la costa de Estoril en su segunda casa ya acabada la guerra. Familias reales como la española pasaron aquí mucho tiempo.
El hotel Palacio guarda un tesoro que es un testimonio de aquella época. Los libros de registro de todos los que pasaron por el hotel. Un listado de toda esa gente que llenó sus salones. Dicen que podemos encontrar firmas de personajes ilustres como el mismísimo Ian Fleming que hizo que nos interesásemos mucho más por este hotel. Más que nada porque incluso alguna película de James Bond se ha grabado por allí gracias a su famoso personaje.
Y cerramos este post con la música del piano sonando al fondo de la sala y mientras en ese sillón, ese diplomático hablaba con el agente que supuestamente le daría información valiosa. O se la daría él sin saberlo.
Food hygiene dice
Un hotel muy interesante y un tanto enigmático. Me gustó su historia, gracias por la información.