Si una ciudad tiene corazón, el de Lisboa late en la praça do Comércio. Esta la majestuosa forma por la que Lisboa abre la puerta al rio Tajo y donde la realeza y los embajadores llegaban a la ciudad en tiempos pasados. En ella estuvo el palacio real de Lisboa y la biblioteca hasta que el terremoto del 1755 acabó con ellos y de paso el 85% de la ciudad. Hoy conserva ese aire refinado de sus mejores tiempos aunque es el bullicio de turistas y transeúntes a las orillas del río lo que la convierten en algo más que una plaza.
Accedimos a ella a través del arco de la Rua Augusta. Un arco imponente que está al final de la calle del mismo nombre…

… y que es el comienzo de la plaza. Tuve la gran suerte de poder verla desde un lugar privilegiado en lo alto del arco. La imagen en directo es sencillamente espectacular. Te recomiendo que pulses sobre la siguiente imagen para verla ampliada. Iba a ser una visita rápida a este mirador y perdí la cuenta del tiempo que estuvimos mirando Lisboa a vista de pájaro.

Al cruzar la majestuosa puerta de entrada, a ambos lados se extendían una sucesión de arcos con algunos puestos de venta ambulante de artesanía.

Ya en la plaza, sabíamos que era una gran oportunidad. Estábamos en un lugar emblemático y teníamos que estar preparados. En la siguiente foto, David y yo afinamos la cámara y el móvil respectivamente 😉

Lo mejor es caminar hacia el centro de la plaza y mirar alrededor. Para intentar revivir esa sensación, quizás lo mejor es esta panorámica desde el centro. No te olvides hacer click para verla ampliada.

Desde ahí, la vista del arco debe de ser uno de los planos más fotografiados de la plaza.
Aunque me quedo con la misma vista pero con el ajetreo de los típicos tranvías. Ese color rojo le sienta muy bien a la foto. 😉

En el centro, se erige la estatua de Don Jose I, realizada por Machado de Castro, el principal escultor portugués del siglo XVIII

Una curiosidad fue encontrarme la carpa de la agencia espacial europea en nuestra visita que por cierto, pegaba poco en ese lugar. Lástima que aún no estuviera acabada ya que estos temas siempre son interesantes.

Y allí estábamos nosotros. La familia en medio de la plaza y el padre (yo) persiguiendo palomas con la cámara en mano. De todas formas, creo que valió la pena las carreras al ver el plano obtenido en slow motion.
Ya solo queda hablar de una parte de la plaza que quizás sea la más especial. La puerta al mar y al río es un lugar para sentarse y simplemente dejar pasar la tarde.

Mis hijos también entendieron a la perfección que allí el entretenimiento era simplemente el no hacer nada. Raro para un niño pero así fue.

Como he comentado ese lugar es un lugar especial. Y claro, si viajas con tu pareja a Lisboa es un lugar donde ver caer la tarde de una forma romántica. Así lo entendió esta pareja a la que robé un poquito de su intimidad…


Creo que esta última foto es la mejor forma de acabar un post que habla de Lisboa, su alma y el amor por esta ciudad que despertó en nosotros.
Realmente Lisboa es una ciudad que tiene un encanto especial. Nos encanta el post y sobretodo las fotos son impresionantes. 🙂
Un saludo. Luis.
Gracias Luís. Una alegría oír que te gusta el post y las fotos. Efectivamente, ayer hablaba con mi pareja y comentábamos que Lisboa tiene un encanto especial.
soy un enamorado de Lisboa y me han encantado las luces con que has sacado la plaza y el rio, has captado la luz de Lisboa en su intensidad. Los comentarios ayudan a trasladarse al lugar.
Gracias Jorge. Buen apunte lo de la luz. si que es cierto que todas las fotos han salido con una luz especial…
Lisboa es una ciudad preciosa, me ha encantado este post y me recuerda que tengo un motivo pendiente para volver a disfrutar de esta ciudad…………¡BORRÉ LAS FOTOOOOOOOOS!
En fin, cosas que pasan!