Lisboa es una ciudad para pasear y disfrutarla. Posiblemente es una de las ciudades de moda en Europa ya que recientemente se le ha otorgado el premio a la ciudad mejor para hacer un «city break». El otro día estaba leyendo este artículo en Expedia que hablaba de diez motivos para visitar Lisboa. En uno de ellos habla de los miradores y me dio la idea de hacer este artículo hablando precisamente de uno de los más famosos de Lisboa como es el elevador de Santa Justa.
Historia del elevador de Santa Justa
El elevador tiene una altura de 45 metros y conecta La Baixa y el famoso Chiado. No sé si llegará a la simbiosis que tiene Nueva York con su estatua de la libertad o París con su torre Eiffel, pero es cierto que cualquier visita a Lisboa siempre lleva incluido subir al famoso elevador. Y hablando de parís, el elevador posee una estructura de hierro y estilo neogótico que bien podría haber sido inspirado en la torre Eiffel de París.
Se terminó en el año 1902 y es diseño del ingeniero Raoul Mesnier de Ponsard, que por cierto era un gran seguidor de Eiffel. En sus inicios funcionaba a vapor y fue en el 1907 cuando se acabó la transformación a motores eléctricos.
Visita al elevador de Santa Justa
El elevador sorprende porque aparece empotrado entre los edificios de la ciudad. Este es quizás uno de sus características más sorprendentes o al menos en las que más me fijé de inicio.
Una vez a sus pies, realmente se puede observar que es una estructura muy grande. Aprovechando la cercanía os recomiendo que os fijéis en los detalles del forjado de la estructura neogótica.Suele haber colas ya que como comentaba es una de las atracciones más famosas de la ciudad.
La entrada cuesta sobre los 5 euros e incluye subir y bajar. No me preguntéis porqué pero el elevador admite 20 personas para subir pero solo 15 para bajar. No pregunté sobre ello ya que me enteré después pero conociéndome, seguro que lo hubiera preguntado.
Una vez arriba, descubres que vale la pena el precio…
Como podéis ver en la foto anterior, es un forjado con miles de detalles en toda la estructura. Las mejores vistas están en la plataforma superior. Eso sí, quizás no es el mejor lugar para ver el paisaje debido a mis problemas de vértigo. Por otra parte, cuando la foto la hace un niño pequeño, hay que ponerse a su altura…
La colección de vistas es espectacular. Desde arriba se puede ver la zona de la Baixa, la Plaza de Rossio, la Plaza del Comercio o el Castillo de San Jorge.
En la parte de arriba hay una pasarela y una cafetería. Esa pasarela es la que conecta con la parte alta de la ciudad.
En resumen, el elevador de Santa Justa nos permite admirar una fantástica estructura metálica a la vez que disfrutar de unas vistas extraordinarias de la ciudad.
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