Para muchos estos días su vocabulario en latín ha aumentado con dos palabras que han sido nombradas hasta la saciedad en los medios de comunicación. El «habemus papam» que anuncia la elección del nuevo pontífice ha sido oído hoy por millones de personas en todo el mundo. Estaba viendo la televisión y he sido consciente que el papa también ha formado parte de mis viajes.
Realmente ha sido en dos ocasiones y de forma fortuita. La primera de ellas, era posiblemente mi primer viaje más lejos de Portugal y era por cuestiones laborales. Era mi último dia en Polonia en el año 1999 (tengo mis dudas entre si estaba en Varsovia o Crakovia). Por una vez, un vuelo no me hacía madrugar en exceso por lo que desayuné tranquilamente antes de coger el coche de alquiler para ir al aeropuerto.
Coger el coche pude cogerlo, otra cosa era moverlo. Habían edificado unas inmensas justo delante de coche por lo que era imposible salir de allí. Este tipo de situaciones cuando no tienes muchos kilómetros a tus espaldas siembran el pánico en pocos segundos.
Me apresuré a reclamar en la recepción del hotel que retiraran las vayas. Su gesto lo decía todo. No dependía de ellos sino de la policía. Toda la zona estaba cortada debido a que por allí pasaría el papa-móvil. No les entendí en primera instancia ya que no esperaba que apareciese la palabra papa en una frase en inglés con el recepcionista del hotel.
No hubo solución. Estuve esperando -yo por desgracia sin banderita, hasta que pasó el papa Juan Pablo II. Puestos a esperar, lo haremos de la mejor forma! Y como un peregrino más allí estuve haciéndome hueco entre la multitud para conseguir una primera fila. Independientemente de la religión que profese uno, cuando tienes a pocos metros a un personaje de la dimensión del máximo exponente de la iglesia católica entras en un estado de conciencia histórica. Ya podía decir que había visto al papa y en mi primer viaje. Llegué dos minutos antes de que cerrara la facturación y no perdí el avión casi de milagro.
La segunda vez ya no estaba solo en el viaje. Viajé con María. Mi estado civil había cambiado. La ciudad elegida fue Roma y hacía un par de meses que dibujaba mi primer boceto. Me encontré en el Vaticano un domingo y me sorprendió la gente que se agolpaba en la plaza de San Pedro. Unos turistas españoles recordaron que el papa saldría a las 12 para el Angelus. Evidentemente nos quedamos. Sería mi segundo encuentro con Juan Pablo II
Desgraciadamente no tengo una cámara con un telescopio. Aunque algo si que se puede distinguir…
Resultó que aunque no lo sabía, ese iba a ser un momento histórico. Fue su última aparición desde esa ventana. Es curioso como a veces la historia te sorprende.
Estas han sido las dos veces que he visto al papa. Una fue en mi primer viaje y la otra muy cerquita del que sería el último suyo.
Reconozco que en ese viaje a Roma tanta visita eclesiástica acabó afectándome…
Concepción dice
Ahora ya te podrán decir tus hijos, como me han dicho a mi: «¿Ya habías nacido cuando pasó esto?¡Qué vieja eres!» (empiezo a odiar sus libros de «sociales»)
somos dice
Cierto! realmente en los desplegables donde se hacen elegir la fecha de nacimiento comienzo a estar bastante abajo 😉