A estas alturas no os convenceré de si se puede viajar con niños. Ya sabéis lo que pienso al respecto. Sin embargo, aparte de la motivación que requieren los niños antes de un viaje creo que hay un factor que no se habla a menudo como la propia influencia que tiene el entorno familiar en despertar el gusanillo viajero.

La cuestión es muy simple. Al igual que el hijo de un cantante crece rodeado de música, un niño con papás a los que les guste viajar, seguramente un poquito de esa afición impregnará la personalidad del niño. Y no es necesario hablar de viajes continuamente (que a veces pasa) para que el niño sienta la curiosidad viajera. En nuestro caso por ejemplo, las paredes de casa tienen fotografías…

Cuando son pequeños, al ver las fotografías se preguntan que hacen sus papás en lugares extraños y desconocidos (y sin ellos). En el momento que el niño hace la primera pregunta acerca de esa playa tan bonita o ese edificio tan extraño de color rojo ya está el entorno formando la curiosidad viajera del niño.
Nosotros, además colgamos un mapa mundi justo encima de la mesa de la cocina. Pensamos que era una buena excusa para hablar de lugares o simplemente que aprendieran que vivimos en algo muy grande que se llama mundo.
Pau, nuestro hijo mayor a menudo comentaba algo del mapa pero David, el más pequeño, solo miraba con curiosidad el mar azul o las montañas marrones. Sin embargo, para nuestra sorpresa un día se levantó como reclamando que él también tenía cosas que decir y comenzó a hablar y hablar sobre el mapa. Decía algo de montañas y señalaba un punto al azar en el mapa. Creo que pude hacer la primera foto de David como conferenciante viajero 😉

Y lo que son las cosas, ese punto al azar es la Isla de Pascua. Pude fotografiar justo ese momento. Creo que tiene muy buen criterio viajero. 😉
Como veis, aunque no queramos, esa afición tan bonita de viajar impregna a nuestros hijos.
Pues es una gran idea para meterles el gusanillo por viajar. Muy buen artículo!
Gracias Maria. Al menos por nosotros no quedará aunque al final dependerá de ellos… Saludos
¡Vigo está muy preparada para niños!