La chocolatería de San Ginés está en un lugar algo escondido cerca de la plaza mayor. Tiene la suerte de aparecer en la mayoría de las guías por lo que su fama ha hecho que al llegar, una cola de turistas se acumulen a la entrada. A tenor de la gente en la fila parecería que estás en una discoteca de moda. Además, un cartelito anuncia «abierto las 24 horas» para que nadie se quede sin su dosis de chocolate independientemente del horario.
Y claro, para servir a tanta gente tienen un concepto de venta más parecido al McDonalds que a una chocolatería tradicional. Primero vas a la caja a pagar y ya te lo llevarán a la mesa. Nada de sentarte y tomarte tu tiempo para elegir que quieres tomas. Todo muy rápido. Aquí, vamos a «barraca» que la cola se hace grande y hay que aligerar.
La chocolatería de San Ginés parece pequeña pero una escalera te adentra en el subsuelo de los «Madriles» donde se ha ganado algo de espacio. Eso sí, todos apretaditos haciendo espacio con los codos para mojar los churros.
escaleras hacia el piso de abajo de la chocolatería de San Ginés
Posiblemente ese sótano es uno de los lugares más internacionales de Madrid. A mi derecha un grupo de japoneses. A mi izquierda una pareja, también de japoneses, que mojan el churro acompasados (lo sé, suena mal). Para ellos, y por la cara que ponen quizás eso es lo más romántico que puedes hacer en la capital de España.
Dejo de observar a la pareja para fijarme en un grupo de americanos que tengo justo delante. Unas diez personas de conversan con un guía, diría que también americana, y que supongo les explicaba anécdotas «españolas». Y digo supongo porque el ruido era bastante intenso. Intenté prestar atención ya que tenía la curiosidad de ver cómo veían unos americanos a los españoles.El lenguaje corporal de la guía mostraba una imagen en cierto modo altiva, como aquella persona que sabe secretos que el resto no saben y se siente interesante. Afiné el oído para entender el inglés entre el alboroto.-Aquí en Madrid, el chocolate es muy importante. Y de acompañamiento tenemos los churros y las porras. Eso sí, hay dos tipos de madrileños: los que toman churros y los que toman porras. Y nunca verás que cambien. Es algo importante.Tengo amigos madrileños y había tenido que llegar un americano para contarme semejante secreto. Resulta que el «clásico» del fútbol se queda corto hablando de rivalidad si hablamos de churros y porras. De repente, vislumbré un Madrid con dos bandos: los churreros y los porreros. Vaya tensión debía de haber en esas comunidades de vecinos madrileñas donde quizás tu vecino es del bando rival. Me imagino la tensión de desayunar churros en tu casa y tener que dar, acto seguido, los buenos días a un «porrero» en el portal de casa camino del trabajo.Los americanos de la mesa debían pensar que somos raros al llevar de una forma tan extrema el amor al acompañamiento del chocolate. Nunca sabré si esta rivalidad es real o es simplemente las ganas de ponerle épica a un pequeño detalle por parte de una guía ansiosa de crear historias interesantes. Y así permanecerá el secreto ya no osaría a preguntar a un madrileño por este tan magno secreto.Y tú, ¿eres de porras o de churros? mantendré el secreto… Yo por si acaso, me quedo con los dos para quedar bien con todos 😉
porras y churros en la chocolatería de San Ginés
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Jorge Maritin dice
Yo recomiendo para comer churros, un bar que se encuentra cercano a la para de metro de embajadores
La Dehesa dice
Cuando vivía por Tetuan tenía cerca del piso Casa Sotero y el olor por las mañanas de los churros era increíble, cada vez que paso me acuerdo. ¿Sabéis donde puedo encontrar alguna churrería típica por esa zona?