Villanúa. Quizás el paraíso de los niños
Villanúa es una pequeña localidad del Pirineo aragonés que es una opción interesante para el turismo familiar. Y esta sensibilidad familiar se nota a simple vista cuando visitas la página web de Villanúa y en el título se auto-denominan «El paraíso de los niños«. En este post os comentaré nuestra experiencia visitando casi por casualidad esta localidad y que al final nos sorprendió positivamente por lo que creo que es justo recomendarla como un destino de turismo familiar. La cueva de las Güixas es un lugar marcado por el misterio y el interés geológico. En futuros post también hablaremos del eco parque el Juncaral, también en Villanúa.
El centro de interpretación de la cueva de las Güixas
Las cuevas siempre emanan un halo de misterio y adentrarse en ella es como entrar en otro mundo. Sabéis que en este blog somos muy aficionados a las cuevas y no desperdiciamos ninguna oportunidad de visitarlas. Y si hay una historia de brujas escondida en su interior pues ya no hay excusas.
La cueva dispone de un centro de interpretación donde se gestiona la visita. Hay un audiovisual donde se explican datos de interés del entorno así como información diversa.

También ha información interesante sobre los únicos habitantes actuales de la cueva: los murciélagos.
La visita a la cueva de las Güixas
A partir de aquí salimos para la cueva en una visita guiada. Siempre en las cuevas lo mejor es visitarlas con un guía. Hay tantos matices en la oscuridad que es imposible apreciarlos todos si es la primera vez que visitas una gruta. Por ello, todos, grandes y pequeños oímos las indicaciones en cada rincón.

Cuentan que la cueva de las Güixas debe su nombre a un agujero que ilumina una de las salas que la componen, una parte de la cueva en la que el techo se desplomó por su propio peso.

En este lugar, bajo esta chimenea natural las brujas hacían aquelarres e imploraban al demonio dándose baños de luna desnudas. Parece ser que este lugar era el lugar ideal para hacer sus ritos ya que a través del agujero se veía la luna y las estrellas, elementos imprescindibles en sus ceremonias. Los niños, seguían mirando al cielo desde el interior de la cueva.

Pero la cueva es mucho más que esa chimenea natural. Está perfectamente acondicionada para hacer un viaje al mundo subterráneo y del que disfrutó toda la familia.

Es una cueva de disolución ahondada en roca caliza que se comenzó a formar durante las últimas glaciaciones del Cuaternario. En su interior, el agua, poco a poco, ha ido configurando un escenario impresionante creando bellas estructuras calcáreas: estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas, gours…



Todo el recorrido es un viaje mágico entre sombras y luces.
Salimos por una pequeña boca. Es curioso, pero muchas veces los tesoros subterráneos aparecen tras una pequeña apertura que hace imposible adivinar la grandeza de algunas grutas.

En esos viajes que hacemos en familia, siempre está bien sorprender a los niños con algo diferente. Una cueva siempre es un elemento sorprendente y que rompe positivamente el ritmo de un viaje. Por tanto, pon una cueva en tu viaje… 😉 Nosotros pusimos las Güixas.
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